Uno de los más destacados logros de la conservación en este siglo encuentra su esplendor en la península Ibérica, donde una de las joyas más emblemáticas de la fauna española, el lince ibérico (Lynx pardinus), rozó el abismo de la extinción en la década de los 90.
Así, en la década de los 90, la preocupante realidad del lince ibérico se reducía a menos de 100 individuos dispersos en pequeñas y fragmentadas comunidades. Sin embargo, ante este panorama desolador, se desplegó un programa de conservación y recuperación sin precedentes. Se establecieron meticulosos centros de cría en cautividad, como el reconocido Centro Nacional de Cría del Lince Ibérico, en España, y en los cuales se llevó a cabo una labor minuciosa de reproducción lo que ha llevado hasta los 1300 ejemplares la población estimada en 2023.