Las relaciones entre humanos y mascotas, al igual que las que se establecen entre humanos, pueden describirse examinando dos dimensiones del apego inseguro: ansioso y evitativo. Pueden observarse diferencias individuales entre estos dos estilos de apego en términos de necesidades respectivas de proximidad e independencia.
El propietario de un animal de compañía con apego ansioso tiene una mayor necesidad de proximidad y le preocupa perder a su mascota. Por el contrario, el propietario de una mascota con apego evasivo anhela un alto grado de independencia y teme perder su autonomía personal.
Además de investigar el papel de la personalidad del propietario en el estilo de apego, era la primera vez que los investigadores tenían en cuenta los rasgos de personalidad de los objetos de apego, es decir, las mascotas.
Se examinó la importancia del bienestar mental tanto para los propietarios como para las mascotas. Para los primeros, los investigadores examinaron los síntomas de ansiedad y depresión, el estrés y la satisfacción con la vida. El bienestar mental de perros y gatos se estudió explorando rasgos de comportamiento no deseados, que reflejan fenómenos similares a los retos del bienestar mental humano.
EL BIENESTAR MENTAL DE HUMANOS Y MASCOTAS Y EL TIPO DE VÍNCULO DE APEGO
El estudio descubrió que los propietarios de gatos y perros con puntuaciones más bajas de bienestar mental tenían un vínculo más ansioso con sus mascotas. En los propietarios de perros, esas puntuaciones también se asociaban a un estilo de apego evitativo.
El escaso “bienestar mental” de los perros, es decir, el comportamiento no deseado, se asociaba a ambos estilos de apego: agresividad y comportamiento similar al TDAH con propietarios con apego evitativo, y comportamiento de miedo con propietarios con apego ansioso.
“Los propietarios con apego evasivo quizá no ofrezcan suficiente seguridad a su perro en situaciones amenazantes, lo que puede provocar miedo y comportamiento agresivo”, afirma la investigadora doctoral Aada Ståhl.
Estos propietarios también pueden participar en menos actividades compartidas con su perro, lo que a su vez se asocia con la impulsividad en los perros. Además, es posible que la dirección de la causalidad sea la contraria, es decir, que el comportamiento no deseado en un perro contribuya a la inseguridad en el apego, aumentando la necesidad de independencia o proximidad del propietario.
LA PERSONALIDAD DE PERROS Y GATOS INFLUYE EN EL APEGO INSEGURO
Los rasgos de personalidad de los propietarios de perros y gatos y de sus mascotas se asociaron a ambos estilos de apego inseguro. El neuroticismo del propietario, en particular, se asoció con un estilo de apego ansioso.
“El rasgo de personalidad del neuroticismo se caracteriza por la inestabilidad a la hora de expresar emociones, lo que refleja inseguridad, ansiedad y detección de amenazas. Esto puede explicar la asociación, dado que la ansiedad por el apego refleja la sensibilidad a experimentar emociones negativas en el contexto de la relación”, señala Ståhl.
Asimismo, los titulares de los gatos más activos y, por otra parte, los más concienzudos eran más ansiosos en el apego. Entre los propietarios de perros, los más neuróticos, agradables y extrovertidos tenían menos apego evitativo a sus perros. En general, los responsables de perros y gatos más sociables tenían menos apego evitativo.
“En otras palabras, la tendencia de la mascota a buscar la proximidad y la interacción en una relación se asociaba con una tendencia similar en el propietario”, señala Ståhl.
El vínculo de apego entre propietario y mascota influye considerablemente en la vida que comparten. Investigaciones anteriores han demostrado, por ejemplo, que el estilo de apego afecta al tipo de cuidados que el titular proporciona a su mascota.
“Lo que hizo único a este proyecto fue que en él participaron perros, gatos y propietarios por igual. Necesitamos conocer mejor los vínculos entre propietarios y mascotas y los factores asociados para poder, por ejemplo, ayudar a la gente a tomar mejores decisiones a la hora de adquirir un animal de compañía. Es importante reconocer que obtener una mascota mientras se experimenta un bienestar mental deficiente puede no cumplir necesariamente las expectativas de mejorarlo”, remarca la investigadora.
“Por otra parte, los resultados sugieren que las intervenciones dirigidas a los problemas de conducta de los perros podrían beneficiarse si se centraran no sólo en cambiar el comportamiento de la mascota, sino también en tener en cuenta factores del estilo de apego del propietario”, explica el profesor Hannes Lohi.