Queremos empezar hablando con un parásito interno que aunque puede vivir en varios animales y en humanos, el gato es su huésped principal: Toxoplasma gondi
Toxoplasma gondi
El Toxoplasma gondi pertenece a la familia de los coccidios que están a su vez clasificados dentro de los protozoos. Este parásito, presente en millones de personas y gatos entre otros animales, no causa siempre la enfermedad de la Toxoplasmosis. De hecho, se estima que la mitad de la población se infecta por el parásito en algún momento de su vida. El sistema inmunitario en condiciones normales lo ataca y elimina de forma satisfactoria sin que lleguen a presentarse síntomas. Pero en casos de personas con inmunosupresión, bebés, fetos o gatos cachorros, puede llegar a causar lesiones graves en el cerebro, ojos y otros órganos, e incluso la muerte.
En caso de embarazo es cuando se descubre su existencia en muchos casos. La toxoplasmosis puede causar en el feto retraso mental, daño en las retinas o sordera. Por lo que en el caso de las embarazadas, su infestación es preocupante. Esto es tanto así, que un artículo publicado en la revista Trends in Parasitology, considera que debería considerarse un problema de salud pública en tanto en cuanto se ha descubierto la presencia de huevos del parásito en zonas públicas como jardines, parques o zonas de juego.
Pero no estamos aquí para hablar de humanos, ¿no? Es de especial importancia el toxoplasma en este post de parásitos de los gatos ya que es en éstos en los únicos que el parásito puede completar su ciclo biológico. El gato es el huésped principal del parásito, esto es así porque es en el que se completa su ciclo de reproducción sexual. Eso no quita que se puedan contagiar otras especies como pájaros, roedores, bovinos, humanos, etc. Siendo todos estos los huéspedes intermedios. El gato se infecta del parásito al ingerir algún animal infectado. Una vez infectado el gato, el Toxoplasma gondi se reproduce y forma los denominados ooquistes que son liberados mediante las heces. Es entonces cuando el parásito se expande infectando agua, tierra, productos, o comida infectando los huéspedes intermedios que ingieren los ooquistes.
Los ooquistes son infecciosos tras 24 horas en el ambiente, por lo que si cambiamos la arena del gato a diario usando guantes podremos evitar la infección por este parásito.
Para terminar, os diremos que hay especulaciones de que el parásito puede llegar a afectar al comportamiento en tanto en cuanto interacciona con el neurotransmisor GABA Se relaciona esto con nuestra respuesta a situaciones que nos provocan temor, influyendo en la aparición de pensamientos autolíticos o trastornos mentales graves. Pero dejemos las especulaciones para los especuladores.
Isospora
La Coccidiosis es una enfermedad intestinal causada por parásitos que se ubican en el intestino tras una infestación por haber ingerido materia contaminada. Entre estos parásitos cabe destacar los del género isospora. Existen varios tipos de coccidios, los del género Isospora no se contagian a los humanos, cosa que sí ocurre en coccidios como el Toxoplasma, del que hablábamos en el apartado anterior.
La Coccidiosis afecta más a cachorros por tener éstos el sistema inmune aún en desarrollo, los adultos pueden infectarse pero lo expulsaran por las heces sin presentar síntomas al tener ya un sistema inmune desarrollado. Otros síntomas que pueden presentar son cólicos, vómitos, disminución del apetito con consecuente pérdida de peso y deshidratación, o retraso en el crecimiento.
Necesitan un antiparasitario específico, ya que los que se usan de rutina no lo eliminan. El antiparasitario se acompaña de hidratación y cuidados. Para prevenirla hay que tener especial cuidado con la higiene: limpieza y desinfección de las zonas donde habitan, proporcionar agua limpia de manera constante así como desinfectar comederos y bebederos, etc.
Giardias
La giardia es un parásito protozoico que provoca la infección del intestino delgado Giardiasis. Puede afectar a multitud de animales, entre ellos perros y gatos. Este parásito, al igual que el Toxoplasma, tiene capacidad zoonótica, pudiendo infectarnos también los humanos. España es el tercer país europeo con más casos de esta enfermedad según el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, 2017).
La vía de trasmisión es fecal-oral, mediante la ingestión de quistes presentes en el medio, ya sea en otras heces o en el agua. Tiene alta capacidad infectante y se requiere la ingestión de pocos quistes para provocar la infección. Es más frecuente encontrarlo en zonas de alta densidad de población, como gateras o refugios.
Produce alteraciones a nivel intestinal, aunque hay casos que no presentan síntomas o los síntomas pasan desapercibidos por ser diarreas intermitentes alternando heces blandas con heces normales; pueden tener un color amarillento y/o presencia mucosa en las heces. Estas alteraciones son debidas a que los trofozoítos, la forma del parásito en el intestino, interfieren en la absorción intestinal normal de los nutrientes.
Es un parásito difícilmente detectable al microscopio, pero existen unos test rápidos con alta sensibilidad a su detección evaluando una muestra de heces.
Al igual que ocurre con la infección por Isospora, necesita tratamiento específico porque los antiparasitarios usados habitualmente de amplio espectro no protegen frente a la Giardia. La respuesta al tratamiento y ante infección por el parásito dependerá de factores inmunitarios del animal infectado. Aunque muchos animales no presentan síntomas, los animales más débiles, jóvenes, geriátricos o inmunocomprometidos tienen mayor riesgo de presentar complicaciones.
Son gusanos redondos, largos y lisos. La vía de trasmisión es casi siempre oral-fecal pero en ocasiones se transmite también de madres a hijos mediante el útero o la leche materna. Entre ellos podemos destacar:
Áscaris. Toxocara cati.
Es lo que se conoce comúnmente como lombrices intestinales o lombriz redonda. Constituye el parásito intestinal más común en gatos, estimándose un porcentaje de infestación de entre el 25% y el 75%. Los síntomas que verás en tu gato son vómitos y diarreas con su correspondiente pérdida de peso.
Anquilostoma/Ancylostoma
Este gusano o lombriz es mucho más pequeño, midiendo menos de 1 cm por lo que no son visibles a simple vista. Se alimentan de la sangre del gato viviendo adheridos a la pared del intestino. Pueden llegar a vivir lo mismo que un gato. El gato se puede infectar al ingerir algún animal contaminado, lamer zona contaminada o a través del útero o leche de su madre. Una vez contagiado, las larvas migran a los pulmones y después a los intestinos, donde se convertirán en adultos. Siendo adultos pondrán sus huevos en el intestino y saldrán al exterior mediante las heces del gato.
Una adecuada higiene con limpieza diaria del arenero de tu gato podrá prevenir la infección por nemátodos.
Céstodos
Gusanos largos pero aplanados. Es lo que conocemos como las tenias. Las tenias necesitan dos huéspedes para completar su ciclo vital: el huésped intermedio, que suele ser la pulga o algún roedor donde se da la fase de larva; y el huésped final, el gato, donde la larva se convertirá en adulto. Existen diferentes tipos de tenias y pueden afectar también a humanos. Las más comunes en gatos son:
Dipylidium caninum
Es el más común dentro de los cestodos. Tiene apariencia de granos de arroz y los puedes encontrar en las heces de tu perro. La forma más común de trasmitirse es a través de la pulga. También al comerse a un animal que está infestado, el gato desarrolla posteriormente la lombriz en su sistema digestivo.
Dipylidium latum
Tenia de los peces por trasmitirse mediante la ingesta de pescado crudo infestado por larvas del parásito.
Taenia taeniaeformis
Trasmitida mediante la ingesta de roedores.
Tenia del quiste hidatídico. Puede provocar una enfermedad grave en los humanos: hidatidosis o quiste hidatídico. En este caso el huésped intermedio puede ser el cerdo, la oveja u otros mamíferos. El gato puede infectarse al ingerir alguna víscera cruda infectada.
Entre los parásitos de los gatos, se encuentran los gusanos del pulmón. Denominados Angiostrongylus vasorum, los gusanos pulmonares pueden llegar a ser mortales. Son pequeños parásitos que viven en los vasos sanguíneos de los pulmones alimentándose de su sangre y provocándole tos o insuficiencia respiratoria. Además, pueden causar problemas de coagulación de la sangre con su consecuente problema hemorrágico. La vía de trasmisión es como casi siempre fecal-oral. Mediante la tos, la larva viaja hasta la boca donde es tragada por el perro para ser expulsada mediante las heces.
Parásitos del corazón
No queríamos dejar de mencionar los gusanos del corazón. En el caso de los gatos no merece mucho protagonismo, ya que aunque pueden padecerlo, es mucho menos común que en los perros. Tanto es así, que se ha estimado que solo afecta a un 5-20% de lo que afecta a los perros.
Es un gusano se trasmite a través de la picadura de un mosquito que alberga sus larvas. Al picar el mosquito a tu gato, estas larvas viajan mediante el torrente sanguíneo hasta el corazón donde empiezan a crecer pudiendo llegar a medir hasta 30 cm de largo. Afectan al flujo sanguíneo llegando a provocar insuficiencia cardíaca por tener el corazón problemas para bombear la sangre. Si no se trata, puede llegar a ser mortal.