1. El gato siempre en el transportín
Aunque este detalle debería cumplirse de forma general, sigue habiendo gente que lleva a sus mascotas sueltas por el coche. Que un gato campe a sus anchas por el habitáculo, aparte de que está prohibido, puede resultar peligroso, ya no solo por los frenazos repentinos, sino por cualquier reacción inesperada que pueda tener el gato y nos ponga en peligro al volante. Por ello, hay que usar siempre un transportín.
La mayoría de los veterinarios coincide en recomendar transportines rígidos y con rejillas, ya que son más seguros. En cuanto a la colocación de los mismos, lo mejor es colocar el transportín del gato encima de un asiento, sujeto con el cinturón de seguridad, o sino en el suelo entre los asientos delanteros y traseros, de forma que la caja quede bien sujeta, pero que el animal pueda respirar sin dificultad, alejado de los chorros del aire acondicionado.
2. Haz que sienta que está en un sitio familiar
Los principales problemas que suelen presentar los gatos en un coche se deben generalmente a la falta de familiaridad con el vehículo. Pasar muchas horas en un sitio nuevo, sin poder realizar su rutina diaria, puede producir estrés y ansiedad en los gatos.
Por eso, lo más recomendable, es que se hagan un par de viajes previos, de duración corta, para que se empiece a familiarizar con el ambiente. Además, hay que acostumbrarle a que usen su transportín poco a poco. Una cosa que se suele hacer es dejarlo abierto en mitad del salón durante las semanas previas para que se vayan familiarizando.
3. Ofrece tranquilidad
No hay peor combinación que un viaje largo, música alta y un gato a bordo. Son animales tranquilos por regla general, pero con una adaptación al entorno lenta. Por eso, conviene ponérselo fácil, evitando generar un ambiente en el que predomine el ruido.
Pon música con un volumen más bien bajo y trata de evitar los ruidos que generan las ventanillas bajadas. Es posible que el animal maulle al inicio del viaje e, incluso, durante gran parte del trayecto. Por eso, es recomendable hablarle de vez en cuando en un tono tranquilo para calmarle y no sacarle nunca del transportín.
4. Para cada dos horas
Normalmente en los viajes largos se deben hacer paradas para poder descansar y estirar las piernas. Algunos conductores se saltan estas normas, algo que no es muy aconsejable y más si llevamos a bordo un gato, ya que es necesario que pare para que pueda beber agua y utilizar su arenero.
Eso sí, es muy importante que el felino no salga del coche, por lo que le pueda suceder. Tampoco conviene dejarlo solo en el coche, ya que pueden sufrir un cambio brusco de temperatura, ya que son muy sensibles a estos cambios.
5. Sedantes y feromonas para el mareo
Los cambios de entorno, los movimientos bruscos o los cambios bruscos de temperatura pueden provocar que los felinos se mareen.
Una de las formas que hay para evitar esto es colocar el transportín en el suelo, ya que de este modo no podrán ver por la ventana y se reducirá su mareo. Si aun así no conseguimos tranquilizarle, también podemos suministrarle un sedante ligero para que se calme, o incluso se pueden rociar feromonas sintéticas para gatos por el interior del vehículo, media hora antes de comenzar el viaje. Tanto las feromonas como los tranquilizantes, se pueden conseguir en cualquier veterinario.
6. Comida tres horas antes de la salida
Otro de los aspectos que hay que tener en cuenta, es que en la medida de lo posible, no hay que alterar el horario de las comidas de nuestra mascota. Por eso, trata que las paradas coincidan con su horario alimenticio habitual. Además, aliméntalo tres horas antes de que comience el viaje para reducir su sensación de malestar y mareo.