Cómo hacer que el calor no afecte al perro
La temperatura corporal de los perros es algo superior a la nuestra. Suelen tener unos 39 grados; en los días en los que el calor aprieta, la cifra puede ascender a los 43 grados. No podemos dejar que eso suceda.
En casa el animal va a buscar la zona menos calurosa. No obstante, agradecerá tener cerca un ventilador o el aire acondicionado.
Repón el bebedero con frecuencia y, si tienes espacio, colócale una pequeña piscinita para que se bañe si le apetece.
Por último, si sales de viaje con el perro nunca le dejes encerrado en el interior del coche.
Los peligros del sol
Los perros pueden sufrir quemaduras solares. Su piel, aunque nos pueda parecer lo contrario, es tan sensible como la nuestra. El pelaje les ofrece algo de protección, sobre todo si es largo y oscuro. Pero no ocurre así en todas las razas. Las que tienen un manto más claro o corto están altamente expuestas a sufrir daños por sobrexposición a los rayos UVA y UVB. Los dálmatas, chihuahuas, beagles, galgos o los bull dogs blancos, por ejemplo, son especialmente delicados.
Independientemente de la raza, todos los canes pueden padecer quemaduras en ciertas zonas de su cuerpo. El hocico, la trufa (la punta de la nariz), el interior de las orejas, el contorno de los ojos y la boca, la barriga o la cara interna de las patas son áreas más sensibles, ya que carecen de pelo. Ten en cuenta que, si bien los días soleados de verano son los más peligrosos, los perros pueden quemarse también en otras épocas del año. También si el cielo está nublado.
Síntomas de las quemaduras solares
Los signos de quemaduras solares en los perros pueden aparecer inmediatamente o a las horas de haber estado sobrexpuestos. Por ejemplo, tras una larga caminata o una jornada playera. Hay algunos síntomas que indican que la piel del animal se ha quemado:
Piel roja o rosada en áreas muy concretas.
Sensibilidad excesiva y dolor al tacto.
Nariz roja y seca.
Sequedad y descamación.
Ampollas.
Picor en las zonas quemadas (el perro no parará de rascarse).
Fiebre.
Qué tratamiento requieren
Si observamos que nuestra mascota se ha quemado, lo primero que tenemos que hacer es acudir al veterinario para que evalúe las lesiones. Las quemaduras pueden ser de distinto grado, precisando distintos cuidados:
Lesiones superficiales, leves o de primer grado
Suele curar en una semana, más o menos. Podemos tratarlas en casa puesto que tienen un buen pronóstico siempre que les prestemos la atención adecuada. Los síntomas son enrojecimiento de la piel, hinchazón y falta de pelaje en la zona afectada.
Lesiones profundas o de segundo grado
Son más dolorosas que las de primer grado, por lo que la asistencia veterinaria es imprescindible. A los síntomas de las quemaduras superficiales suman ampollas. Tardan unas tres o cuatro semanas en curarse, cursando sin demasiados problemas.
Lesiones de espesor total o tercer grado
Son muy graves y requieren atención veterinaria inmediata. Son dolorosas, difíciles de tratar. La quemadura no solo se extiende por la piel, también llega a afectar capas más profundas del cuerpo del animal. Tienen un color rojo vibrante en los bordes y un tono ennegrecido en el centro. La cicatrización y cura no son sencillas: necesitan tiempo y muchas veces el animal fallece.
Lesiones de espesor profundo o cuarto grado
En estos casos la quemadura es tan honda que llega hasta el músculo, el hueso y los órganos internos. El dolor que debe soportar el animal es muy intenso. Estas zonas, junto con la piel, quedan carbonizadas y necrosadas. Dependiendo de la superficie y zona afectada, pueden tener muy mal pronóstico.
Mejor prevenir que curar
Para impedir que nuestro perro sufra quemaduras solares, hay que reducir al máximo las horas que está expuesto a los rayos ultravioletas. Además, y aunque nos pueda parecer contradictorio, no debemos recortarle el pelo para proteger su piel.
También podemos aplicarle un protector solar. Los animales con la piel más clara o los cachorros, que tienen un pelaje más corto y ligero, son los que más se benefician de estos productos. Deben ser específicos para mascotas, no valen los que usamos los humanos. Antes del paseo, administra una buena capa de crema en las zonas más sensibles de su cuerpo. Recuerda que tienen una acción limitada en el tiempo: cada dos o tres horas deberás volver a ponerle protección solar.