Es la domesticación de esta especie la que está provocando que cambie, muy poco a poco, el comportamiento de estos animales y, sobre todo, el periodo de socialización por el que pasa el gatito. Mireia Berenguer, especialista en conducta felina por la Sociedad Internacional de Medicina Felina (ISFM por sus siglas en inglés) nos contaba que "la socialización es una ventana de tiempo en la que el cachorro es más susceptible a los estímulos sociales".
En este sentido, hay que tener muchas cosas en cuenta a la hora de sociabilizar a un gatito. La primera y más importante es no separar a los cachorros de sus madres antes de los dos meses, tal y como defiende Fátima Blanco, veterinaria especialista en Medicina Felina.
"En esos inicios, la madre les enseña muchísimo y aprenden a relacionarse entre ellos, les marca límites... entregar un cachorro antes de las ocho semanas es un error", asegura Blanco que también reconoce que hay circunstancias excepcionales como la muerte de la madre o los cachorros encontrados.
Cómo ayudar en su proceso de sociabilización
Una vez que el gatito ya está con nosotros en casa, podemos hacer algunas cosas para continuar, de alguna forma, ese proceso de sociabilización. En este sentido, el enriquecimiento ambiental es lo más importante y en lo que más insiste siempre Blanco entre sus pacientes.
"Tener comederos y bebederos suficientes, diferentes alturas, sitios para resguardarse...", menciona la especialista en Medicina Felina. "Los gatos comen de 15 a 20 veces al día por lo que lo ideal es proporcionarle pienso seco a su disposición (si no tiene sobrepeso, poco probable en un cachorro)".
Además, si le damos dieta húmeda, algo que deberíamos hacer a diario, Blanco asegura que es mejor "dársela a una hora que no nos vaya a molestar en un futuro porque a partir de entonces reclamará su comida a la hora de siempre". "Si es muy temprano, los fines de semana o vacaciones puede ser un problema", advierte.
Blanco también aconseja que acostumbremos a nuestros mininos a todo tipo de texturas a la hora de comer, ya que de esa manera evitaremos la neofobia alimentaria, algo muy frecuente en estos animales.
Por otro lado, a la hora de jugar "nunca lo haremos con las manos". "El gato no debe relacionarnos con una presa. Si jugamos con ellos y lo hacemos con nuestras manos o pies, se acostumbrará a 'cazarnos', pudiendo llegar al extremo de provocar una agresividad por juego, que luego deberemos reconducir", explica. "Siempre se juega con juguetes a distancia, como las cañas".
"A la hora de interactuar con otros animales o personas y especialmente con niños, hay que evitar situaciones desagradables", explica la especialista en conducta felina. "Hay que tener cuidado con la intensidad de los juegos y dejar que sea el gato el gatito el que se acerque mejor que forzar una interacción, por ejemplo".
Por último, Blanco apunta que "el gato es un animal social". "Pueden convivir más de un gato sin ningún problema, siempre y cuando se haga una buena introducción", concluye la especialista en Medicina Felina.
Publicado en 20minutos