Dicen que lo más complicado de todo el proceso es que el ave regrese al brazo de su amo, una técnica que requiere meses de práctica y que, a veces, ni se consigue. Los cetreros lo saben bien, ellos se encargan de domesticar a estas grandes aves señoriales como los halcones, los azores o las águilas reales con el objetivo de cazar a otros animales, ya sean otras aves o especies de tierra como liebres o conejos. Tras largas y duras semanas de entrenamiento, al final se forma una mágica relación de lealtad entre el animal y el hombre.
Texto extraido de Gente y Costumbres