Las culturas tribales tempranas creyeron que el mundo natural era el puente que conectaba lo terrenal con lo espiritual. Los animales eran considerados seres espirituales poderosos que podían conectar a los seres humanos con los reinos invisibles, el mundo natural y entre sí. En esta línea, Robert Bissell nos crea y nos transporta a una atmósfera completamente diferente de la vida cotidiana moderna y nos invita a aprender más sobre nosotros mismos.
En sus pinturas de animales, su mundo es un espejo para la existencia humana, la autodefinición y la autorreflexión. Sin embargo, estos no son simples cuentos infantiles. "El trabajo de Bissell desarma al narrar alegorías vitales vigorosas y urgentes con el disfraz de humor infantil", advierte William Zimmer, crítico de arte para The New York Times.
Las pinturas de Bissell exploran la idea de que los animales tienen una importancia metafísica para nuestro propio bienestar espiritual. Atraídos en un reino desprovisto de seres humanos, los caracteres animales requieren que consideremos nuestra propia condición y lugar en la naturaleza. Aunque caprichosa a primera vista, hay tensión subyacente y precariedad bajo las imágenes. Desarmados, objetivamente nos consideramos sin referencias familiares.
In his animal paintings, the world of animals is a mirror for human existence, self-definition and self-reflection. Yet, these are not mere children's tales. "Bissell's work disarms by narrating vitally grown-up and urgent allegories in the guise of child-like humor," William Zimmer, art critic for The New York Times warns.
Bissell's paintings explore the idea that animals have metaphysical importance to our own spiritual well-being. Lured into a realm devoid of humans, the animal characters require we consider our own condition and place in nature. While whimsical at first glance, there is underlying tension and precariousness beneath the images. Disarmed, we objectively consider ourselves without familiar references.