En momentos de tristeza o ansiedad también se puede apreciar que utilicen el aullido. Es muy común escucharlos aullar cuando echan de menos a su propietario o llevan mucho tiempo encerrados en un mismo lugar (por ejemplo cuando su dueño se ha ido a trabajar o ha salido de viaje).
Pero también nos podemos encontrar que, como listos que son, utilizan el aullido como forma de llamar nuestra atención y para conseguir aquello que se proponen (que juguemos con ellos, le demos comida cuando no les toca comer, lo saquemos de paseo, etc…). Muchos son los expertos que aconsejan no caer en la trampa de darles esa compensación que esperan tras el aullido, ya que se convertirá en una eficaz estrategia para sacar de nosotros todo lo que desean (muy similar a cuando un niño pequeño llora porque quiere que lo cojamos en brazos).
En definitiva, el aullido de los perros no deja de ser una forma de comunicación que tiene nuestra mascota, que, según la astucia que tenga ésta, la utilizará más o menos con el fin de conseguir sus propósitos.