El homenaje al monumento de los “Perros de la Guerra” (War Dog Memorial) en 1923 fue sin duda, de los hechos más relevantes en la historia del cementerio de mascotas de Hartsdale.En la Primera Guerra Mundial miles de perros fueron empleados para realizar una gran variedad de tareas, por ejemplo, para jalar y cargar ametralladoras y otras armas, para llevar cable telefónico y telegráfico por tierra de nadie (campos de batalla), para buscar soldados heridos y muertos, como centinelas, y para detectar explosivos fueron solo algunos de sus quehaceres.Miles murieron al servicio de los EEUU.
Como el ejercito Americano todavía no había desarrollado su propio planteamientos de adiestramiento de caninos, dependían de los Ingleses y Franceses para proveer perros. A pesar de esto muchos soldados Americanos volvieron con cuentos de la valentía de sus perros, con quienes trabajaban.
En 1923 en el homenaje a este monumento concurrieron representantes de todos los países que participaron en la Primera Guerra Mundial. Con el tiempo los perros soldados, tomaron el nombre de Cuerpo Canino (K-9 Corps), más de 12,000 perros contribuyeron a la Segunda Guerra Mundial. Hay en Hartsdale perros enterrados que lucharon junto con sus soldados en todos las guerras que a participado EEUU; desde la Primera Guerra Mundial, Vietnam, Corea, Primera Guerra del Golfo y las invasiones de Irak y Afganistán.
Con los años han puesto placas al pie del monumento conmemorando otros perros valientes como los perros de rescate que auxiliaron a los heridos en los ataques terroristas de Oklahoma City 1995 y Nueva York 2001. Un ejemplo es un perro llamado Sirius que es el único que perdió la vida haciendo su deber en un rescate después del ataque terrorista el 11 de Septiembre 2001.