Su obra plástica se enmarca dentro de la mejor tradición del realismo, género pictórico de gran complejidad y con innumerables variantes en su proceder.
Es así como podemos apreciar en las distintas fases creativas de Li, pasando desde un realismo altamente pictórico, a la manera velasqueña, hasta algunas filiaciones sobre todo en sus retratos con el hiperrealismo o realismo fotográfico estadounidense del último cuarto del Siglo XX.
Su obra tiene como denominador temático común lo que el propio Li ha llamado “humanismo y amor”. Al revisar sus series creativas es posible apreciar un notable cariño por el ser humano, sus personajes más típicos, sus costumbres y tradiciones.
En este afán ha realizado numerosas series de su tierra natal, quilts, personajes nativos, entre otras. Un importante conjunto de retratos entre los que destacan los de la Reina Beatriz, de Holanda, el Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, el Maestro Budista Zhing Yun, entre otros, además de series del Tibet y la de personas desposeídas.
Texto publicado en Cuaderno de Retazos