Dian Fossey nació en 1932
en Fairfax, California. Sus padres George y Kitty
se separaron cuando ella era pequeña. Su padre
se dio a la bebida y tuvo problemas con la ley,
de manera que Dian vivía con su madre, quien un
año despues de su divorcio se volvio a casar con
un hombre llamado Richard Price.
Como muchos otros niños
Dian amaba los animales. Sin embargo no le
dejaban tener animales en casa, salvo un pez de
colores al que ella cuidaba en su pecera. Ni
siquiera le dejaron tener un hamster que le
regaló un compañero de clase.
Dian acabó la enseñanza
secundaria en 1949 y se matriculó en el
"Marin Junior College" para estudiar
economía, algo que hizo presionada por su
padrastro. Sin embargo ella lo encontraba
terriblemente aburrido.
Tras su primer año en la
universidad le ofrecieron la oportunidad de ir a
trabajar en un rancho de Montana durante el
verano. Allí pudo recuperar su pasión por los
animales y la naturaleza.
De esta forma decidió que
ella seguiría su propio camino y en 1950 se
matriculó en veterinaria en la Universidad de
California. A ella le gustaba especialmente la
biología, pero lo pasaba bastante mal con las
llamadas "ciencias duras", como la
física y la quimica, por lo que en el segundo
año decidió abandonar esta carrera.
En 1952 probó suerte
matriculándose en el "San Jose State
College" para realizar estudios de terapia
ocupacional, pues también le atraía la idea de
trabajar con niños que tuviera algun tipo de
problema o discapacidad. Consiguió graduarse en 1954.
Deseando salir de
California, encontró un trabajo como terapista
ocupacional en el hospital de Kosair, en
Louisville, Kentucky. Allí conoció a una mujer
llamada Mary White, que era secretaria en el
hospital y ambas se hicieron amigas. En una
ocasión Mary invitó a Dian a viajar con ella a
Africa, pero aunque Dian deseaba ir no tenía el suficiente dinero.
A partir de ese
momento decidió ahorrar todo el dinero que
pudiera para cumplir su sueño de ir a Africa,
algo que había querido hacer desde niña.
En 1963 por fin se
encontró lista para hacer el viaje, aunque para
ello tuvo que pedir un préstamo hipotecando
varios años de trabajo. Sería un viaje que le
cambiaría la vida, y en el que por fin
descubriría su verdadera vocación, la que le
haría celebre en todo el mundo.
Se preparó
leyendo todos los libros que pudo encontrar sobre
Africa, y de manera especial le interesó el
libro titulado "The Year of the
Gorilla", del zoologo George Schaller. Esta
lectura desperto en ella el deseo de aprender
más cosas sobre los gorilas que vivían en las
montañas del Africa y de los que hablaba el libro.
En este primer viaje a
Africa que duró apenas unas semanas, tuvo la
oportunidad de conocer en Nairobi al famoso
antropólogo Louis Leakey, al que le expresó su
admiración y tambien su interes por investigar
la vida de los gorilas de montaña. Leakey se
llevó una favorable impresión de Dian Fossey.
Precisamente en este viaje ella entró en
contacto por primera vez con el habitat de los
gorilas, en el Monte Mikeno. Esto le convenció
de cual sería su misión en el futuro.
Tras regresar a
Louisville y a su trabajo de terapista
ocupacional, publicó un libro con fotografías
de su viaje. Tres años despues, en 1966, con
ocasión de una visita de Louis Leakey a
Louisville para dar una conferencia, Dian volvió
a encontrarse con él y le volvió a manifestar
sus deseos de ir a Africa para investigar a los gorilas.
Precisamente Leakey estaba
buscando a la persona indicada para que se
dedicara a la investigación de estos misteriosos
animales, de los que se sabía muy poco. Él
creía que las mujeres tenían mayores
capacidades y una especial sensibilidad para
trabajar con estos animalitos y comprender su
hermética naturaleza. Además pensaba que la
persona ideal sería alguién sin ataduras y que
estuviera dispuesta a lanzarse a la aventura y
asumir riesgos. En definitiva, que Dian Fossey
era la persona ideal, de manera que Leakey le ofreció el trabajo.
Dian siempre fue una mujer
muy tímida pero de carácter fuerte, rasgos que
tal vez fueron determinantes para que se dedicara
tan absolutamente a estos grandiosos animales y
se conviertiera en una feroz conservacionista e
incondicional defensora de los gorilas.
A finales de 1966 Dian
llegó al Congo (actual Zaire) para instalar su
campo de trabajo en las montañas de Virunga,
aunque finalmente la inestabilidad política del
país la obligaron a desplazarse a Rwanda,
concretamente entre el Monte Karisimbi y el Monte
Visoke, cerca de las fronteras de Zaire y Uganda.
Allí fundaría el Karisoke
Research Center, que funcionó entre 1967 y 1980.
Dian no tenía grandes
conocimientos de zoología, pero sí mucha
voluntad y un verdadero y genuino amor por la
naturaleza, especialmente por estos gigantes
peludos que llegarían a ser su familia.
La puesta en marcha de Karisoke Research Center no resultó sencilla,
tanto por las dificultades del terreno como por
la desconfianza de las autoridades locales. Para
sus investigaciones tomó como base y guía el
trabajo de campo de George Schaller y puso en
práctica muchos de los métodos que Jane Goodall
utilizó en el estudió de chimpancés, quien
también había sido estimulada por Leakey.
Uno de los métodos más
conocidos consisitía en otorgarle un nombre
propio al gorila en el preciso momento en que
fuera capaz de reconocerlo, para así
diferenciarlo de los demás y poder observarlo
con mayor facilidad. Además, logró acercarse a
los animales gracias a su intuición que le
indicaba que cuanto menos se diferenciara de
ellos, más le permitirían acercarse. Así
imitaba sus sonidos y comía ruidosamente apio
salvaje al igual que ellos lo hacían.
Sus estudios cambiaron
mucho las nociones que se tenía acerca de los
gorilas, sobre los cuales existía el prejuicio
de que eran violentos y carnívoros. Este mito se
mantenía en el conocimiento popular alimentado
por películas como King Kong.
Pero los esfuerzos de Dian
no sólo se limitaron a estudiar a estas
criaturas. También se dedicó a crear una
conciencia en contra de la caza furtiva la cual
estaba acabando con los gorilas. Hoy muchos
opinan que si ella no hubiera dedicado su vida a
esto, los gorilas pertenecerían hoy a las
especies desaparecidas.
Uno de los gorilas se
llamó Digit, y fue éste con el que
logró mayor comunicación, incluso al nivel de
que él le permitía jugar con las crías y le
daba su propia mano. Digit murió en una
emboscada de cazadores furtivos (llamados poachers) defendiendo a su grupo familiar.
Este hecho desencadenó una furia
incontenible en Dian, quien después de la terrible pérdida se abocó a la persecución de
estos cazadores a quienes odiaba con toda su
alma. Les ponía trampas y llegó a verdaderos
extremos para salvar a sus amados gorilas.
También tuvo enfrentamientos con el propio
gobierno de Rwanda, bien porque no hacían lo
bastante para combatir a los poachers, o bien
porque sospechaba de la corrupción y la
complicidad de las autoridades en estas actividades.
El caso es que se ganó muchos enemigos
incluso entre parte de la población local, que muchas veces recurría a
estas actividades por pura necesidad ante la
extrema pobreza de la región. En ocasiones Dian
apelaba incluso a la superstición de la gente,
presentándose como una bruja que castigaría a
quienes hicieran daño a los gorilas.
Poco después, creó la Fundación Digit para recaudar fondos que ayudaran a la conservación de estos animales, los tranquilos y
misteriosos seres que ella defendería hasta el
fin de sus días. De manera muy especial los
reportajes publicados en la revista National
Geographic causaron un gran impacto y sirvieron para
concienciar a la gente de la necesidad de preservar esta especie.
En 1974 regresó a Estados
Unidos para obtener su título de Zoología por
la Universidad de Cambridge, saldando así una
vieja deuda que tenía consigo misma.
Por su extraña
fascinación hacia estas magníficas criaturas,
muchos la rechazaron y la persiguieron, pues la
consideraron una persona inestable que prefería
el contacto con gorilas antes que con seres
humanos. En este sentido su labor es
controvertida, y algunas de las criticas que se
le hacían tenían cierta justificación, ya que
no debe olvidarse el drama humano que se vive en
estos países, donde la mayoría de la población
vive en la miseria, lo que justifica que la
protección de los gorilas no sea una prioridad para las autoridades.
En 1980 Dian se apartó de
Africa durante un tiempo y acepto un empleo de
profesora en la Universidad de Cornwell, al
tiempo que comenzo a escribir su famoso libro Gorilas
en la niebla. El libro se publicaría en 1983 y tuvo gran
éxito, convirtiéndose en un verdadero
best-seller. Por este tiempo Dian Fossey estaba
considerada ya como la principal autoridad
mundial en el estudio de la fisiología y el
comportamiento de los gorilas de montaña.
Tras este parentesis regresó a Rwanda para
continuar su trabajo con los gorilas. En realidad ya estaba casi
retirada de la investigación y se dedicaba sobre
todo al cuidado de los gorilas, a luchar para
salvarlos de los cazadores furtivos y de la extinción.
Dian Fossey tuvo un final
trágico, cuando sin causa aparente unos
individuos penetraron en su vivienda de Karisoke
y la asesinaron brutalmente a machetazos el 27 de
diciembre de 1985. El crimen no ha sido resuelto,
aunque se piensa que está directamente
relacionado con la persecusión que ella
emprendió contra los cazadores furtivos. Incluso
se sospecha de la complicidad gubernamental en
este terrible suceso.
Dian Fossey fue enterrada junto a los restos de Digit en el cementerio que había construido para gorilas cerca de su vivienda.
Su vida fue recordada en la
película Gorilas en la Niebla (1988), del mismo título que el libro y protagonizada por Sigourney Weaver, que realizó una gran interpretación. Su
trabajo y muerte no fueron en vano, ya que hoy en
día el gorila sobrevive y se puede ser bastante
optimista acerca de su futuro.