Todas las razas caninas que existen hoy en día se originaron a partir de un mismo antecesor salvaje: el lobo (Canis lupus). Sin embargo, resulta más que evidente que todas las razas de perro presentan grandes diferencias con respecto a su antecesor salvaje. Esas diferencias, que se encuentran tanto en el aspecto morfológico como también en el fisiológico y en el comportamiento, son producto de un largo proceso evolutivo, en el cual el ser humano desempeñó un rol fundamental. Gracias a este proceso, que se basó en la selección de características deseables para el hombre y el rechazo de las indeseables, existen en la actualidad más de cuatrocientas razas caninas registradas en todo el mundo.
En lo referente a las características de comportamiento de las distintas razas de perro, si bien mucho se ha escrito, la información existente dista de ser objetiva y presenta en general un escaso nivel científico. Esto se debe a que habitualmente esa información se basa en observaciones personales realizadas sin ninguna metodología y en comentarios totalmente subjetivos acerca de las "bondades" del comportamiento de una raza canina determinada, efectuadas muchas veces por personas interesadas en la divulgación de esa raza por considerarla, a título personal, la mejor. Como consecuencia, se han creado infinidad de mitos acerca de tal o cual raza de perro, a favor o en contra. Estos mitos suelen llevar a los potenciales propietarios de un perro a un nivel de confusión tal que tomar una decisión acerca de la elección de la raza se puede convertir en un problema sin solución.
Lo que sigue es un ejemplo típico de información que lleva a los futuros dueños de perros a grandes confusiones:
El resultado obtenido por quienes pretenden difundir una raza canina de este modo suele ser el inverso al deseado. ¿Por qué? Simplemente porque una persona que ha adquirido un perro puede sentirse desilusionada ante algunas características aparentemente negativas de su flamante compañero, que nada tienen que ver con la perfección que de ellos esperaban, pero que en realidad responden a un comportamiento que definimos como "normal". Seguramente estos flamantes propietarios tendrán una opinión diferente de la anteriormente enunciada y por lo tanto habrán sido víctimas de lo que he denominado "el mito del perro perfecto". Esta situación nos muestra una realidad: el comportamiento de nuestro mejor amigo, es decir el comportamiento del perro, pertenece todavía a un campo bastante desconocido para la mayoría de la gente.
Por otro lado nos plantea que es imposible discutir si una raza de perro es mejor que otra en términos absolutos, ya que todo depende del cristal con que se la mire. Por ejemplo, existen razas caninas que se adaptan mejor a ambientes pequeños, otras razas tienen mejor aptitud como perros de guardia y otras más juguetonas. Ninguna reúne todos los requisitos para satisfacer las necesidades de todas las personas. En realidad podemos decir que existe un perro para cada persona, pero "no" una raza de perro para todas las personas.
Por todo lo dicho, la finalidad principal de la descripción del comportamiento de las razas caninas es aportar información lo más objetiva posible acerca del comportamiento de las razas de perro más populares. Se intentará de esta manera facilitar la difícil tarea de elegir un perro que se adapte no sólo a los gustos sino también a las necesidades de cada una de las personas que estén dispuestas a compartir parte de su vida con un compañero de cuatro patas.
- Los perros no son máquinas.
- El comportamiento del perro tiene un componente genético pero no es la expresión de un programa predeterminado.
- No existen razas buenas ni razas malas.
- Sí existen razas de perro que, en teoría, pueden ser más recomendables que otras para un entorno determinado.
- La influencia ambiental es mucho mayor que la influencia genética en la expresión del comportamiento del perro.
Antes de comenzar a describir el comportamiento de cada raza de perro en particular es necesario hacer algunas aclaraciones. La primera de ellas es que la información brindada es producto de un análisis comparativo pormenorizado del comportamiento de las distintas razas caninas, basado fundamentalmente en datos obtenidos de dos estudios científicos realizados en los Estados Unidos: uno, por los doctores Benjamin y Lynette Hart y el otro, por el especialista norteamericano Daniel Tortora. Sin embargo, debido a que la información que contienen estos estudios se refiere a datos obtenidos en el país de origen -hecho de importancia ya que los norteamericanos, a diferencia de los europeos, han privilegiado el aspecto estético de los perros por sobre el funcional-, he incluido mi opinión personal a fin de brindar una visión más universal del comportamiento de las razas en cuestión.
La segunda aclaración es que la información acerca del comportamiento de cada raza canina resulta de su comparación con las demás. Por lo tanto, el hecho de que una determinada raza presente, por ejemplo, una baja respuesta al entrenamiento de obediencia no significa que esa respuesta sea mínima sino que existen otras que la superan.
Por tal motivo a la hora de elegir un cachorro será necesario tener en cuenta:
- El pertenecer a una determinada raza canina sólo puede dar una expectativa en términos de probabilidades pero no constituye ninguna garantía. En otras palabras, cada perro es diferente a otro.
- El tipo de crianza que recibió el cachorro hasta el momento de la adopción.
- El tipo de vínculo que se establezca entre la familia y el perro, así como la estimulación y educación que este último reciba.
Por todo lo expuesto, la elección del cachorro adecuado para los gustos y necesidades del grupo familiar es sólo un primer y pequeño paso para lograr una convivencia en armonía. Las condiciones indispensables para la misma son la correcta estimulación del cachorro desde su nacimiento y la educación del mismo desde su ingreso al nuevo hogar.