El gesto de poner una correa alrededor del cuello del perro cuando lo sacas a pasear puede ser mucho más antiguo de lo que se te pueda ocurrir. Unos grabados de hace 8.000 años encontrados en Shuwaymis, una región montañosa del noroeste de Arabia Saudita, muestran las que pueden ser las representaciones más antiguas de estos animales y, sorprendentemente, van atados a sus dueños. Las imágenes sugieren que los humanos dominaron el arte de entrenar y controlar a los canes miles de años antes de lo que se pensaba, según recoge la web de la revista Science.
Los grabados muestran a cazadores acompañados de perros y algunos de ellos tienen líneas que van desde el cuello del animal hasta la cintura del hombre, que son probablemente correas. La zona de Shuwaymis fue habitada hace unos 10.000 años por cazadores-recolectores. Unos 2.000 o 3.000 años después, sus habitantes se convirtieron en pastores. En las representaciones que dejaron se encuentran los primeros perros de caza: 156 en Shuwaymis y 193 en un área cercana, Jubbah. Todos son de tamaño mediano, con orejas puntiagudas, hocicos cortos y colas rizadas, señas de identidad de los canes domésticos. En algunas escenas, los perros se enfrentan a los burros salvajes. En otros, muerden el cuello y el vientre de cabras montesas y gacelas. Y en muchos, están atados a un ser humano armado con un arco y una flecha.
Los investigadores dicen que estas imágenes es «lo más parecido a un vídeo de YouTube», una ayuda inestimable para datar la antigüedad de la domesticación de los canes, que hasta ahora solo podía estudiarse por los huesos de perros antiguos encontrados en todo el mundo.
El Perro de Canaán
Todavía hay que confirmar la datación de los grabados, pero incluso si no son tan antiguos como creen los investigadores, las correas sí son de lejos las más antiguas de la Historia. Hasta ahora, la evidencia más temprana de esas sujeciones provenía de una pintura mural en Egipto fechada hace unos 5.500 años. Los cazadores árabes pudieron haber usado las correas para mantener a sus perros cerca y protegidos o para entrenar a nuevos ejemplares. Que las correas vayan a la cintura del cazador podía haber liberado sus manos para el arco y la flecha.
Sin embargo, los investigadores también advierten de que las líneas en los grabados podrían ser simbólicas, la descripción de un vínculo. De cualquier manera, dicen, ese vínculo simbólico o real era claramente muy fuerte. Los perros eran auténticos compañeros.
Publicado en ABC