Las espigas las encontramos en el campo, pero también en zonas urbanas: cunetas, parques, parcelas sin urbanizar… Son un verdadero peligro para tu perro si se clavan en su piel o se introducen por orificios naturales (oídos, nariz, ojos) ¿conoces los síntomas del alojamiento de este cuerpo extraño en tu can? ¿sabes cómo actuar? Te lo contamos a continuación.
Durante la primavera esta gramínea crece a sus anchas en terrenos sin urbanizar. Ocupa amplias extensiones de campo abierto, pero también encuentra hogar en la ciudad: parques, jardines, cunetas de carreteras, parcelas sin urbanizar…
Llegado el verano se seca y es entonces cuando supone mayor peligro para tu perro, pues se adhiere fácilmente a su pelo.
La peculiaridad de las espigas es que, una vez contactan con el cuerpo, tienden a desplazarse, avanzando hacia la piel y poniendo en peligro la salud de nuestras mascotas.
¿Qué consecuencias puede tener en la salud de tu perro?
La espiga se introduce en el cuerpo del perro bien por orificios naturales, bien por la piel.
Si se introduce por la piel, produce un abultamiento y la zona se infectará.
Si se introduce por los ojos, es muy probable que busque alojarse entre el globo ocular y el párpado y produzca que el ojo permanezca parcialmente cerrado, enrojecimiento, dolor, lagrimeo y, como consecuencia mayor, lesiones en la córnea.
Si la espiga se introduce por la nariz provocará picor, estornudos y sangrado.
Si se fija en el oído, tu perro comenzará a cabecear incesantemente o bien inclinará la cabeza hacia un lado en señal de molestia y malestar.
Sea cual sea el camino de acceso hacia el interior del cuerpo de tu perro, la espiga provocará una infección que, en muchas ocasiones, si no se detecta a tiempo, es muy difícil encontrar su origen y puede tener consecuencias graves.
¿Cómo prevenir que tu perro se clave una espiga?
Lo más importante y primordial es evitar zonas donde existan gran número de espigas cuando estas estén secas y sean un peligro para tu perro.
Además, en perros de pelo largo, es recomendable cortarlo durante el final de la primavera-principio del verano. De esta forma, si una espiga se adhiere, la localizaremos con mayor facilidad.
Siempre que vuelvas del paseo con tu perro, revisa bien su cuerpo prestando especial atención a sus orificios, pliegues de la piel y entre los dedos y almohadillas.
Sospecho que a mi perro se le ha clavado una espiga ¿qué hago?
Si, tras realizar una revisión a tu perro tras el paseo, observas alguno de los síntomas que hemos enumerado o sospechas que alguna espiga ha podido introducírsele en el cuerpo, es muy importante que acudas a tu veterinario de confianza con celeridad.
Cuanto antes examine a tu perro, menores serán las consecuencias para él.
Nunca es recomendable que intentes retirárselas en casa por tu propia cuenta, pues es probable que, sin intención, empeores la situación en una mala manipulación y la espiga se adentre aún más en el cuerpo de tu perro.