La creencia de que los perros tienen poderes sobrenaturales o psíquicos tiene una larga historia y se encuentra presente en muchas culturas. Una de las creencias casi universales es la convicción de que el aullido de un perro es un presagio de muerte.
Algunas personas relacionan el aullido de los perros con la muerte con el antiguo Egipto. En esa época y lugar, el dios que cuidaba de los muertos era Anubis, y se lo representaba con cabeza de perro. Por lo tanto, se creía que un perro que aullaba llamaba a un alma hacia Anubis.
En Irlanda, se creía que los perros aúllan porque oyen la espectral manada de perros que guía a sus jinetes en la cacería salvaje por el cielo para recoger las almas de los moribundos.
Una antigua leyenda nórdica tiene una explicación más divertida. Habla de Freyja, la diosa del amor, la fertilidad y la magia, pero también de la muerte. Cuando actúa como diosa de la muerte, cabalga sobre la cresta de una tormenta en su carro tirado por gatos gigantes. Como los gatos son enemigos naturales de los perros, se dice que los perros comenzaban a aullar cuando percibían la llegada de Freyja y sus felinos místicos.
Sin embargo, como científico, tengo predilección por ignorar la mayoría de las explicaciones sobrenaturales. Afortunadamente, hay suficientes datos para sugerir una posibilidad alternativa sencilla que explica nuestra arraigada creencia intercultural de que el aullido de un perro es una señal de una muerte inminente, y no tiene nada que ver con Anubis o Freyja. Comienza con un sesgo de pensamiento bien conocido que tenemos los seres humanos. Es una especie de memoria selectiva basada en lo que los psicólogos llaman el "sesgo de confirmación". Esto se refiere al hecho de que las personas tienden a notar o incluso buscar eventos que confirmen sus creencias, y a ignorar o tal vez subestimar la relevancia de las observaciones que contradicen sus creencias. El ejemplo clásico es que si una persona cree que la luna llena desencadena un aumento en el crimen, las tasas de accidentes o las disputas sociales, entonces prestará especial atención cuando tales eventos ocurran durante una luna llena y será menos probable que note o recuerde esos mismos eventos si suceden en otros momentos. Obviamente esto, con el tiempo, produciría una creencia injustificable en la relación entre la luna llena y la ocurrencia de crímenes, accidentes o discusiones.
Ahora, hablemos del perro que aúlla. En primer lugar, es importante entender por qué aúllan los perros. En la naturaleza, los lobos, los coyotes y otras especies caninas no domesticadas aúllan para reunir a la manada. Un aullido típico significa: “Estoy aquí. Me siento solo. ¿Dónde estás tú?”.
Una vez que la manada se reúne, la naturaleza del aullido cambia y se vuelve más festiva. Los perros domésticos aúllan mucho menos que sus primos salvajes, sin embargo, el desencadenante principal del aullido sigue siendo el mismo, es decir, la soledad y el aislamiento.
Ahora supongamos que alguien en una casa está enfermo. Debido a la necesidad de cuidar a esa persona, un perro que normalmente se queda dentro de la casa puede ser visto como una distracción, una molestia o una fuente de ruido que puede molestar al paciente. Por esta razón, el perro puede ser sacado afuera o encerrado por un tiempo. Así, un perro que normalmente está rodeado por su familia humana e incluso puede dormir habitualmente en la misma habitación que la persona enferma ahora se encuentra solo. Recuerde que los perros aúllan por una sensación de soledad, ya que están tratando de llamar a sus compañeros de manada para obtener apoyo social. Entonces, ahora el perro de la familia comienza a emitir esos tristes gemidos. Las personas en la casa pueden sorprenderse por este comportamiento, y contar: "El perro del abuelo nunca aulló antes, pero la noche en que murió el abuelo, el perro aulló tan tristemente porque sabía que el fin estaba cerca". La verdad del asunto podría ser que el perro nunca aulló antes porque nunca antes estuvo encerrado y aislado de su familia.
• Es común sacar al perro de la casa cuando alguien está gravemente enfermo.
• La persona gravemente enferma puede morir.
• Un perro solo y aislado es más propenso a aullar.
• Ya tenemos la tradición de creer que el aullido de un perro puede ser una advertencia de que algo malo está por suceder.
Si combinamos estas asociaciones casuales con nuestra tendencia a recordar sólo cuando nuestras predicciones son correctas, tenemos todos los elementos necesarios para añadir otro ejemplo más a nuestra creencia en la capacidad psíquica de los perros para percibir lo sobrenatural y predecir el futuro, como por ejemplo aullar cuando la muerte está cerca. ¿En resumen? No te preocupes si tu perro aúlla, ya sea que te esté mirando a ti o que esté en el porche mirando el cielo por la noche. Su aullido no presagia tu muerte (¡gracias a Dios!), sino que indica que se siente solo. Así que simplemente llévalo a casa, dale algunas palmaditas y hazle compañía, y el aullido debería parar (el escalofrío y la inquietud que has estado sintiendo también deberían desaparecer).