Una de las conductas que debe aprender un cachorro lo antes posible
es la conducta higiénica. Aunque no suele resultar difícil enseñarle a
hacerlo en el lugar apropiado, algunos casos pueden ser más complicados.
Aspectos básicos de la conducta higiénica
Cuando
el cachorro es muy, muy pequeño, la madre es la encargada de
estimularle para que haga sus necesidades y de limpiarle, ya que por sí
mismo no es capaz de hacerlo.
Más tarde, cuando el cachorro alcanza las 8 o 9 semanas de edad
aproximadamente, comienza a alejarse progresivamente del “nido” para
realizar sus necesidades y así mantener éste limpio. Esta tendencia es
innata en los perros y es, asimismo, la base para la correcta educación
del cachorro. Sin embargo, esta tendencia no garantiza que el animal aprenda de forma directa que la calle es el lugar adecuado para hacer sus necesidades.
Por otro lado, cuando el cachorro necesite orinar o defecar mostrará una serie de conductas previas que es necesario reconocer.
Por ejemplo, separarse de los dueños, olisquear insistentemente el
suelo o dar vueltas en círculo. Cada animal manifestará estas conductas
de forma ligeramente diferente o en un orden distinto, pero si prestamos
un poco de atención podremos llegar a saber con bastante seguridad
cuándo tendrá ganas de eliminar.
Por último, es fundamental conocer las necesidades del animal.
Un cachorro de 3 o 4 meses es incapaz de aguantar más de dos o tres
horas sin hacer sus necesidades. Por tanto, si no le damos la
oportunidad de hacerlo en el lugar apropiado frecuentemente, lo hará
allí donde pueda. Con el tiempo, según vaya creciendo, el número de
horas que será capaz de aguantar ira incrementándose y hará más sencilla
su educación.
¿Qué debo hacer para enseñar adecuadamente al cachorro?
A
grandes rasgos, la mejor estrategia para enseñar a un cachorro la
conducta higiénica se divide en dos puntos principales: por un lado, evitar que el animal haga sus necesidades donde no debe y, por otro, potenciar que lo haga en el lugar apropiado. Desde un punto de vista práctico, estos puntos pueden aplicarse en dos situaciones diferentes:
Si podemos vigilar al cachorro
Debemos
supervisarle estrechamente en la medida de lo posible para poder
observar las conductas previas a la eliminación comentadas
anteriormente. Cuando aparezcan esas conductas, justo en ese momento, distraeremos la atención del animal
(con una palmada, por ejemplo) e inmediatamente le llevaremos al lugar
apropiado (los periódicos, el patio o la calle según el caso). Si al
llevarlo allí el animal hace sus necesidades, le premiaremos
efusivamente. Si no hace nada, deberemos mantener la vigilancia y
repetir la operación unos minutos después.
Esta supervisión es fundamental en aquellos momentos en que el cachorro tendrá ganas de hacer sus necesidades.
Estos momentos suelen ser inmediatamente después de una siesta o al
despertarse por la mañana (antes de hacer cualquier otra cosa), después
de jugar, después de las comidas o al regresar a casa después de un
periodo largo de ausencia.
Estando pendientes del perro en estos
momentos para poder llevarle al lugar apropiado, conseguiremos en poco
tiempo que aprenda dónde debe hacerlo.
Si no podemos vigilarlo adecuadamente
Cuando
el cachorro se quede solo en casa, o por las noches, o si estando en
casa tenemos que hacer cosas que nos impiden vigilarle, debemos acondicionar una parte de la casa
(una habitación pequeña o un recinto en una habitación) para dejar al
perro allí en esos momentos. En ese lugar deberemos poner su comida, el
agua y una colchoneta e, incluso, algún juguete para que se entretenga.
En la zona opuesta a donde hemos puesto esos objetos pondremos los
periódicos o empapadores para que el cachorro haga sus necesidades en
ellos. Así evitaremos que lo haga en un lugar inapropiado.
¿Qué más cosas debo tener en cuenta?
Otros aspectos importantes en el aprendizaje de la conducta higiénica son:
- Llevarle frecuentemente a la zona elegida para que elimine.
- Llevarlo de paseo atado con una correa corta para estar junto a él
cuando orine o defeque y poder premiarle inmediatamente. Después de que
haya hecho sus necesidades podemos soltarlo o dejarle que juegue con
otros perros, pero no antes. Nunca deberemos volver a casa
inmediatamente después de que lo haga, ya que puede aprender a evitar o
retrasar el acto de evacuar para estar más tiempo en la calle.
- Si algún conocido tiene un perro que ya ha aprendido a eliminar
correctamente en la calle, podemos llevar de paseo al cachorro con él,
para que le ayude a aprender.
- Limpiar completamente con productos neutralizantes del olor los
lugares donde de la casa donde haya habido un “accidente”. Nunca debe
usarse amoniaco, lejía o detergentes con olores muy fuertes (pino,
etc.).
Y nunca debemos castigar al perro por hacer sus necesidades donde no debe,
tanto si le “pillamos” en el acto, como si no. Sobre todo, no se deben
aplicar esos métodos que tantos conocidos nos comentan, como restregar
la nariz del perro en su orina o en sus heces, aparte de por ser poco
higiénicos, porque son completamente inefectivos.