Si acabas de adoptar o comprar un cachorro, seguramente te habrán hablado de la
 etapa de socialización de los perros pero a lo mejor no te han 
explicado en detalle sobre cómo aprovechar este momento y sobre cómo 
evitar los errores más comunes que se pueden cometer durante esta etapa.
 
Etapa de socialización
Entre la semana 3 y 12 de vida 
los cachorros pasan por la etapa de socialización, una etapa de 
desarrollo en la que están están predispuestos a desarrollar el 
comportamiento social típico de los perros, a formar relaciones sociales
 y a familiarizarse con los estímulos, sociales y ambientales, que 
formarán parte de su futuro ambiente de vida. En esta etapa, la 
curiosidad y la sociabilidad natural del cachorro prevalecen sobre el 
miedo y le permiten acercarse a conocer estímulos nuevos. A medida que 
pasan las semanas, su nivel de miedo aumenta de forma progresiva hasta 
que con 3 meses el cachorro tienen escasa tendencia a acercarse a lo que
 le resulte totalmente nuevo.

 
Las experiencias vividas durante 
esta etapa de socialización afectan de manera determinante a la 
personalidad del perro y, una vez concluida esta etapa, el perro puede 
reaccionar con miedo o agresividad hacia los estímulos con los que no se
 ha socializado de manera adecuada. Por esta razón durante la etapa de 
socialización los cachorros deberían ser expuestos a diferentes 
personas, animales, lugares y estímulos, intentando que experimenten la 
mayor variedad posible de situaciones pero siempre sin exceder y sin 
provocar reacciones de miedo intenso, ya que en esta etapa el cachorro 
también es muy sensible a las experiencias negativas.

 
Así que hay 
que preparar un listado de estímulos que formarán parte de su futuro 
ambiente de vida y planear la exposición positiva y controlada del 
cachorro a dichos estímulos varias veces por semana. Para el típico 
perro de ciudad el programa de socialización incluye perros de diferente
 tipo y tamaño, hombres, mujeres, personas mayores, niños de diferentes 
edades, personas de otras etnias, personas en silla de ruedas o con 
bastón, coches en movimiento, motos, camiones, obras, diferentes tipos 
de ruidos, la clínica veterinaria, etc. 
¿Y si el cachorro se asusta cómo hay que reaccionar? Es 
importante no forzarle a enfrentarse a la situación que le asusta, y 
ofrecerle protección si el cachorro la busca. Esto normalmente le 
permite recuperarse del susto más de prisa y la próxima vez habrá que 
ser más cuidadosos con el estímulo que le ha asustado, programar 
exposiciones muy cortas, asociarlas con algo positivo y respetar el 
tiempo que el cachorro necesite para habituarse al estímulo.
Las 
experiencias nuevas deberían resultar positivas para el cachorro: una 
socialización mal hecha puede crear problemas tanto como una falta de 
socialización. 
Socialización y vacunas
La etapa de 
socialización se solapa con el plan de vacunas y hasta que el cachorro 
no está totalmente inmunizado existe el riesgo de que contraiga alguna 
enfermedad infecciosa cuando sale a la calle. Hasta hace pocos años se 
aconsejaba no sacar el cachorro de casa hasta que su plan de vacunas 
estuviera completado. Sin embargo, los expertos remarcan que los 
problemas de comportamiento provocan un mayor número de fallecimientos 
entre los perros con menos de 3 años de edad que las enfermedades 
infecciosas. Así que no se puede esperar a que el cachorro tenga todas 
las vacunas para sacarlo a la calle y para minimizar el riesgo de 
infecciones se puede sacar el cachorro en brazos, es decir evitando que 
toque el suelo. De hecho la familiarización con los estímulos 
ambientales es un proceso en gran parte visual y salir a la calle puede 
ser suficiente para que los estímulos de la ciudad le resulten normales.
 Sin embargo, para socializarse de manera adecuada con otros perros el 
contacto visual no es suficiente... 

 
El contacto con otros perros
En la etapa de socialización
 es fundamental que el cachorro se relacione y aprenda a jugar con otros
 perros. Los perros que no han tenido una socialización adecuada con 
otros perros, podrían no llegar nunca a comunicarse bien con los demás. 
Teniendo en cuenta los riesgos sanitarios citados anteriormente, una 
buena opción es quedar en casa de amigos que tengan perros sociables con
 otros perros, vacunados, que no presentan síntomas de enfermedad y que 
no frecuentan habitualmente parques o sitios donde hay una gran 
concentración de perros. Otra opción consiste en apuntar el cachorro a 
unas clases de socialización. Se trata de encuentros entre cachorros de 
entre 8/10 y 12 semanas de vida supervisados por un experto en conducta.
 Los cachorros que participan en estas clases tienen que haber recibido 
como mínimo una o dos vacunas hace más de una semana y deben estar en 
perfecto estado de salud el día de la clase. 
En cambio, hasta que el cachorro esté completamente inmunizado, habría 
que evitar parques, pipicanes y en general los lugares donde se 
concentran o transitan un gran número de perros.
Los cachorros no son todos iguales y pueden necesitar diferentes niveles
 de exposición a los estímulos ambientales y sociales para mostrarse 
sociables hacia individuos nuevos y adaptarse fácilmente a las 
novedades. 
Los errores más comunes
A pesar de las buenas intenciones, se pueden cometer algunos errores durante la etapa de socialización del cachorro: 
- no garantizar contacto suficiente y sistemático con 
algunos estímulos sociales o ambientales: los cachorros que crecen en 
ambientes con pocos estímulos suelen tener problemas de adultos en 
adaptarse a ambientes con muchos estímulos, como una ciudad
- una vez acabado el periodo de socialización, aislar al 
cachorro de los estímulos con los que se ha familiarizado en las 
primeras semanas de vida: para reforzar y generalizar el aprendizaje 
realizado durante la socialización se debe continuar a exponer el perro a
 estos estímulos durante todo el primer año de vida.
- exponer el cachorro a situaciones excesivas y 
abrumadoras, como por ejemplo exponerlo a una multitud de personas o 
llevarlo a lugares con mucho ruido y confusión.
No todos los perros sufren de la misma manera los efectos de una
 socialización inadecuada pero algunos individuos mal socializados se 
convierten en adultos problemáticos. En este caso, el resultado de una 
mala socialización no siempre se puede eliminar del todo.
Si todo va bien
Un
 cachorro bien socializado tiene todos los números para convertirse en 
un adulto sociable, equilibrado y que se adapta fácilmente a las 
novedades. Una buena socialización no es garantía de que el perro en el 
futuro no tenga ninguna conducta problemática, pero crea la base para 
una conducta social normal y previene algunos problemas de 
comportamiento. Así que no hay que perder la ocasión y aprovechar de la 
etapa de socialización para que el cachorro empiece a relacionarse con 
su entorno bajo los mejores auspicios.