Guiados por las mejores intenciones y trasladando una tendencia 
nutricional de humanos a los animales de compañía, muchos propietarios 
deciden cocinar y formular la comida para sus perros, pero ¿es una buena práctica? 
En un afán de proporcionar una “alimentación natural”
 olvidamos que, en la naturaleza, los cánidos salvajes comen casi todas 
las partes de su presa, incluyendo pequeños huesos, órganos internos y 
las vísceras con su contenido. Los perros en libertad se alimentan 
habitualmente de animales, pero también consumen vegetales con 
frecuencia, sobre todo frutos en otoño y el contenido gástrico e 
intestinal lleno de materia vegetal de los herbívoros que consumen. Así 
obtienen todos los nutrientes necesarios para su mantenimiento.
Nosotros en casa ¿somos capaces de emular a la naturaleza y al 
instinto de nuestros perros? Algunas dietas caseras no hacen un daño 
directo necesariamente, pero cuidado que otras sí lo provocan.
Vamos a 
repasar a continuación las posibles consecuencias: 
Entre los principales efectos nocivos se encuentran los problemas 
dentales o de encías provocado por la por falta de alimentos duros o 
alimentos que dejan demasiados residuos.
También la obesidad y la desnutrición, o mejor dicho malnutrición, 
están a la orden del día. Las deficiencias nutricionales son problemas 
muy frecuentes que presentan aquellos animales cuyos propietarios 
pensaron que una dieta casera era la mejor opción para ellos. Por 
ejemplo, la alimentación a base de carne fresca o cruda, como hemos 
apuntado ya en otras entradas, constituye no solo un riesgo en cuanto a 
contaminación bacteriana o parasitaria, sino que altera el metabolismo 
óseo debido a que constituye una buena fuente de proteína  pero es muy 
pobre en minerales y favorece un desequilibrio en la relación 
calcio/fósforo adecuada, lo cual provocará irremediablemente 
 alteraciones  osteoarticulares en el animal.
 
No se debe cometer el error de pensar que para cocinar su dieta todo 
lo que hay que hacer es añadir un poco de verdura o arroz a la carne, 
más un suplemento multivitamínico y darle yogur de postre que aporte 
calcio para proporcionar una nutrición óptima que “tenga de todo”. 
Equilibrar su alimentación es un poco más complejo que todo eso.
Existen recomendaciones específicas según la FEDIAF www.fediaf.org
 (The European Pet Food Industry Federation) en cuanto a las cantidades 
máximas y mínimas de nutrientes para animales en diferentes etapas de su
 vida; crecimiento, mantenimiento y reproducción. ¿Sabemos y podemos 
nosotros calcular estas cantidades si alimentamos a nuestro perro con 
dieta casera?, ¿somos capaces de calcular la cantidad de calcio 
necesaria para un cachorro en crecimiento sin excedernos y perjudicar el
 metabolismo de otros minerales y su salud articular?, ¿podemos hacer lo
 mismo con el sodio?, ¿con el zinc?, ¿con la vitamina A?, ¿con los 
niveles óptimos de proteína, hidratos de carbono y grasas?
 
Definitivamente la respuesta es no. No podemos cumplir con las normas mínimas establecidas.
Especialmente preocupante es el caso de los cachorros, pues es una 
importante etapa en la vida de un perro en la que se debe promover un 
correcto desarrollo. Es muy difícil conseguir una dieta nutricionalmente
 equilibrada y adecuada a un ritmo de crecimiento deseable según su 
talla final cuando alcance el tamaño adulto.
Algunos ingredientes pueden ser incluso peligrosos para los perros. 
Una ingestión excesiva de alimentos grasos en los perros puede causar 
pancreatitis, incluso por una sola ingesta repentina. No olvidemos 
tampoco que los lácteos causan alteraciones digestivas debido a la 
intolerancia a la lactosa que presentan los caninos.
 
En cuanto a los dulces o repostería casera, tampoco carecen de 
peligros. Tanto el azúcar como los edulcorantes son dañinos  para los 
perros, por no hablar del chocolate que resulta tóxico para ellos.
Tampoco hemos de pasar por alto que, según la etapa y estilo de vida 
de nuestro perro, su alimentación no debe ser igual. ¿Cómo la 
adaptaremos adecuadamente?
 
Hagamos a nuestro perro un favor, démosles de comer lo que nuestro experto nutricionista o  veterinario recomiende
 acorde a sus necesidades, una dieta cuya digestibilidad, calidad y 
biodisponibilidad de los ingredientes sea conocida y adaptada para él. 
Los perros no son personas ni los propietarios nutricionistas. Si 
queremos hacer algo saludable por ellos, además de proporcionarle una 
alimentación equilibrada, llevémoslos a pasear.