Y es que el agua, aunque no lo parezca, puede ser peligrosa para la salud de los mamíferos con mucho pelo. En el pelo mojado se pueden desarrollar bacterias y hongos, y la propia agua en la naturaleza contiene organismos patógenos. También puede desencadenar otros problemas, como irritación, alergias o pérdida de calor corporal. Por ese motivo, muchos mamíferos han desarrollado este sistema de “centrifugado” para expulsar la mayor cantidad de agua posible.
Ahora, un equipo de investigadores han identificado el circuito neuronal que desencadena este comportamiento característico, y que involucra una clase específica de receptores táctiles y neuronas que conectan la médula espinal con el cerebro.
LA CIENCIA DEL CENTRIFUGADO
Como se expone en un estudio publicado en Nature, este movimiento de “centrifugado” es desencadenado por unos receptores sensoriales especializados que poseen los mamíferos, llamados mecanorreceptores de umbral bajo de la fibra C (C-LTMR), que detectan cualquier tipo de irritante en la piel. Estos receptores se activan cuando algo causa que los pelos se plieguen, ya sea por el peso del agua o de un insecto que se desplaza.
Este receptor desencadena un reflejo instintivo de sacudida que ayuda a los mamíferos peludos a eliminar no solo agua, sino también insectos y otros elementos irritantes en lugares de difícil acceso. “Su sistema táctil es tan complejo y rico que puede distinguir una gota de agua de un insecto que se arrastra o el tacto amable de un ser querido”, explica Kara Marshall, neurocientífica del Baylor College of Medicine en Houston, Texas.
Para investigarlo, llevaron a cabo un experimento con ratones de laboratorio. Primero aplicaron gotas de aceite de girasol en la nuca de los ratones y comprobaron que casi todos los animales se sacudieron las gotas en diez segundos o menos. A continuación, el equipo modificó genéticamente algunos ratones para eliminar la mayoría de sus C-LTMR. Estos animales mostraron una reducción del 50% en el reflejo de centrifugado cuando las gotas de aceite cayeron sobre sus cuellos, en comparación con los ratones de control no modificados.
Los científicos también observaron que, en los ratones no modificados, el reflejo iba acompañado en muchos casos de conductas de rascado, lo que sugiere que ambos comportamientos se activan con los mismos receptores sensoriales y que forman parte de un conjunto complejo de reflejos destinados a eliminar posibles agentes irritantes.
HASTA LA ÚLTIMA GOTA DE AGUA
Se ha calculado que, gracias a este movimiento de centrifugado, los perros logran eliminar aproximadamente el 70% del agua de su pelaje en pocos segundos. Esto es posible gracias a una combinación de factores biomecánicos bien adaptados para este propósito.
Los perros logran sacudir sus cuerpos a una velocidad impresionante, de entre 4 y 5 veces por segundo, lo cual genera una alta fuerza centrífuga. Esta frecuencia permite que el movimiento sea suficientemente rápido para desalojar el agua, pero también está controlada para que no cause agotamiento muscular ni lesiones. Además, la flexibilidad de su columna vertebral permite que el torso gire de un lado al otro sin interrupciones ni riesgo de lesión.
¿Te has fijado alguna vez que los perros siempre empiezan sacudiendo la cabeza y después el resto del cuerpo? La flexibilidad de la columna permite que el movimiento de sacudida se propague de manera continua y la energía se desplace rápidamente en ondas hacia el resto del cuerpo. Esto genera un efecto de “latigazo” que aumenta la velocidad del movimiento centrífugo a medida que se transmite y permite expulsar el agua de zonas de más difícil acceso, como las patas o la cola.
Este movimiento es especialmente eficiente en perros de pelaje grueso, en cuyo caso el agua se acumula en las capas internas. El efecto de latigazo genera la fuerza centrífuga necesaria para expulsar el agua de estas capas, previniendo la aparición de bacterias y hongos así como la pérdida de calor corporal. Es por ese motivo que los mamíferos con pelaje más denso, como los osos, también lo utilizan.
Para los mamíferos salvajes, esta habilidad es fundamental para evitar pérdidas de calor en entornos fríos. Cuando se mojan, su temperatura corporal puede bajar rápidamente debido a la evaporación del agua en el pelaje. La sacudida les permite secarse más rápidamente y evita que el pelo mojado absorba calor de sus cuerpos. Además, mantener el pelo mojado es costoso energéticamente, ya que el agua aumenta el peso del pelaje y exige más energía muscular para moverse.
Así pues, la próxima vez que tu perro se sacuda el agua no te preocupes por la ropa sucia o el olor a pelo mojado que te dejará: en lugar de esto, dedica unos momentos a maravillarte por el prodigio evolutivo que hace posible esa demostración de técnicas de secado.