Crecer con un cachorro ayuda a enseñar a los niños algunas de las lecciones más importantes de la vida, como la empatía por los demás y el respeto del espacio personal.
Aún mejor, los perros son buenos para la salud de sus hijos. Los estudios muestran que vivir con perros reduce las posibilidades de que un niño desarrolle alergias, asma, eccema y obesidad.
Los niños pueden ser ruidosos, agresivos e impredecibles, características que los perros encuentran atemorizantes y amenazantes. Si no se les enseña cómo comportarse con los perros, podría ser una receta para el desastre. Según la Asociación Médica Veterinaria Estadounidense (AVMA):
¿Cómo enseño a mis hijos a respetar al nuevo perro?
Consejos para presentar perros y niños
Si bien hablar es un primer paso importante, poner en práctica los siguientes consejos reforzará aún más la importancia de respetar a los perros.
Enséñele a su hijo la forma correcta de acercarse a un perro
Asegúrese de que su hijo conozca la forma correcta de acercarse a un perro desconocido. Enséñele a acercarse por un lado y permanecer en silencio, permitiendo que el perro recorra los últimos metros por sí solo. Deje que el perro huela la mano del niño (los dedos doblados hacia adentro y nunca en la cara del perro).
Es importante dejar que el perro decida si interactúa o no en sus propios términos. Es posible que algunos perros no quieran que los toquen o jueguen con ellos, y los niños deben ser lo suficientemente maduros para entender y respetar esto.
Una vez que esté seguro de que su hijo entiende la forma correcta de interactuar con un perro nuevo, comience a visitar a amigos y familiares con cachorros. Si esta no es una opción, podría intentar interactuar con perros en lugares públicos. ¡Solo asegúrese de obtener el permiso de los propietarios primero!
Si en algún momento el perro parece estresado o su hijo no sigue las reglas, finalice la interacción de inmediato.
Evite los abrazos, los agarres y los movimientos bruscos.
A los niños se les enseña que los abrazos y los besos son las máximas muestras de afecto, pero para un perro, estas acciones son impactantes y aterradoras. Cualquier interacción física debe ser en los términos del perro y expresada en "lenguaje canino". ¡Los cachorros responden mucho mejor a los rasguños suaves en las orejas que a los besos descuidados de los niños pequeños!
Nada de golosinas ni juguetes en el primer saludo.
La primera interacción entre perros y niños debe ser tranquila y discreta. Ofrecer golosinas o juguetes puede agregar demasiada emoción al escenario y provocar mordiscos accidentales o comportamiento territorial.
Involucre a su hijo en el proceso de formación.
Todos los perros deben recibir cierto nivel de entrenamiento, ya sea que lleves a casa un cachorro o un adulto con buenos modales. El entrenamiento no solo ayuda a su nuevo perro a comprender lo que se espera de él, sino que también es una excelente manera de vincularse entre sí.
Nunca molestes a un perro que está comiendo o durmiendo.
Los niños quieren participar en todo lo que hace su nuevo perro. Si bien pueden tener buenas intenciones, asustar a un perro que duerme o molestar a uno que está comiendo podría terminar en un desastre. Enséñele a su hijo a darle espacio al perro durante estos momentos.
Enséñele a su hijo a leer el lenguaje corporal canino.
Los perros rara vez (o nunca) muerden sin previo aviso, pero muchas personas, especialmente los niños, pierden las señales. Enseñe a sus hijos a estar atentos a los signos de angustia, como la cola rígida o metida, las orejas aplanadas, la postura encorvada, los dientes descubiertos, etc.
Asegúrese de que sepan que nunca deben acorralar a un perro ni mirarlo a los ojos.
Nunca deje a niños y mascotas desatendidos.
De acuerdo con Best Friends Animal Society, ningún niño menor de seis años debe quedarse solo con un perro, ¡ni siquiera por un minuto! Los niños pueden tropezarse, caerse o asustar a un perro para que muerda. Los accidentes ocurren, ¡así que asegúrese de proteger a sus hijos y a su perro en todo momento!