Los moradores del norte de España tenían dos barreras naturales: la cordillera Cantábrica y el mar Cantábrico, esto fue un problema hasta bien entrado el siglo XX en que, gracias al progreso, mejoraron las vías de comunicación. La forma natural de comunicarse los pueblos costeros desde Fisterra hasta el Bidasoa era a través del mar, vía que servía para la transmisión de los conocimientos, costumbres, modos de trabajo, etc.
Debemos tener en cuenta, en primer lugar, que los barcos pesqueros eran traineras. Una trainera es, originalmente, una embarcación propia de la costa cantábrica, impulsada a remo, y a veces vela, antiguamente dedicada a la pesca, pero hoy día al deporte de regatas. De líneas finas, proa alzada y popa redonda, resiste muy bien las olas del Mar Cantábrico.
Su nombre puede derivar de la palabra traina, que es una red de malla muy tupida utilizada para las capturas, sobre todo, anchoa y sardina.
Tradicionalmente, en los barcos de pesca, los perros desarrollaban una serie de funciones:
1. La primera y fundamental era la recogida de peces que se caían o se escapan de las redes. Hay que tener en cuenta que el perder un número de piezas debido a las artes tan rudimentarias que utilizaban, en comparación a las actuales, podía ser considerada una tragedia económica, el perro siempre estaba atento y no había necesidad de darle ninguna orden.
2. Otra función era la de llevar los cabos a tierra para proceder al atraque del barco.
3. También solía ser utilizado para llevar los cabos, mensajes, etc. de un barco a otro.
4. Era utilizado en el salvamento de náufragos, para lo cual era arrojado al mar, la persona que se había caído se agarraba a su pelo y el animal nadaba unas veces hasta el barco y otras les llevaba hasta la orilla.
5. Era un desratizador natural, manteniendo libre el barco de todo tipo de roedores.
6. Durante la etapa de estar atracado, el pesquero, en el muelle ejercían funciones de vigilancia del mismo.
7. Era capaz de detectar bancos de peces superficiales.
8. Orientaba a los pescadores cuando se producía un naufragio, indicándoles en que dirección se encontraba la costa.
9. Avisaba de cualquier incidencia dentro del pesquero, por ejemplo caídas de marineros al agua, especialmente durante las noches, momento más peligroso.
10. Se utilizaban como meteorólogos pues con su estado de ánimo los marineros sabían si se acercaba alguna galerna.
Llegaban a tener tanta importancia dentro del pesquero que en el reparto de las ganancias diarias, a cada pescador le correspondía una parte de la pesca, era uno más en el reparto. El último marinero o el grumete era el responsable del cuidado del perro.
Aunque se daba la capa oscura en algunos animales, la selección para estos trabajos marineros se orientó siempre hacia los ejemplares de capa blanca. Algunas de las razones invocadas serían las siguientes:
• El mar Cantábrico es de un color bastante oscuro, por lo que un perro de otro color sería difícil de ver en el agua.
• Por la noche el color que mejor se puede ver es el blanco.
• Había que evitar el riesgo de lanzar las redes al agua, por la noche, y lanzar también al perro.
Además, del color, otra característica era el corte del pelo, el cual se hacía a “lo león”, esta práctica dejo de realizarse hacia mediados del siglo XX. Este corte consistía en afeitar el hocico (cara), los miembros delanteros, los miembros posteriores, el rabo y la parte trasera del lomo.
Desde mediados del siglo XX comienza un progresivo declive de este perro. Al aparecer las nuevas
tecnologías no tiene razón de ser su presencia en los pesqueros. Hoy en día son escasos los perros que se encuentran embarcados, existiendo una población numerosa en los puertos como perro de compañía.
Forma parte del acerbo cultural de los pueblos costeros, un buen ejemplo puede ser el mural del salón de plenos del Ayuntamiento de Santander pintado por Ramón Calderón en 1960, en el que se observa en la parte inferior derecha la presencia de un perro de agua pelado.