Pero existen otras características que los perros adoptaron y que son muy interesantes, algunas propias de cualquier animal domesticado:
La carencia de agresividad hacia el hombre. Al convivir con él debían ser pacíficos por lo tanto sólo aquellos que tenían una convivencia constante y pacífica tenían grandes posibilidades de sobrevivir y tener descendencia con las mismas características.
La adaptación a la alimentación humana. Modificando su espectro de nutrientes.
La adaptación a los nuevos refugios. Haciendo en muchos casos innecesario el pelaje o camuflaje.
Adaptación sensorial. Al no depender de la caza y ser en cierto modo carroñeros, sus sentidos perdieron algo de precisión.
La empatía con el ser humano, sobre lo que me detendré al final del artículo.
Pero la forma en la que ha evolucionado este animal no es fruto únicamente de una nueva asociación de cierta simbiosis con otra especie. El hombre ha intervenido mucho en ello. Desde siempre hemos tratado de aprovechar lo que ciertos animales nos aportaban para que nos “echasen una mano con nuestras cosas”. De modo que se comenzó a adiestrar a los perros para tareas como:
La caza
El cuidado de ganado
Perros guía (más recientemente)
Perros para rescates en alta montaña
Perros policía
Cada uno de estos adiestramientos se realizaba generación tras generación. Es decir, los mejores ejemplares de estos animales, los que cumplían mejor su función en el campo para el que se les estaba entrenando, eran luego los que tenían descendencia, transmitiendo sus genes de ‘buen cazador’, ‘buen pastor’, etc… y mejorándolos generación tras generación por este proceso selectivo. Hasta el día de hoy en el que tenemos perros totalmente expertos y eficientes en su “profesión”. Pero la cosa no queda ahí. También se han moldeado (como el que tiene un torno con barro y va dando pequeños roces en cada vuelta para conseguir poco a poco la forma que quiere, pero a nivel genético) a esta especie animal para obtener aspectos físicos determinados: razas concretas por mera estética. De ahí que hoy en día existan más de 400 razas de perros. Dicen que es el mamífero del que más razas se conocen. Incluso hay concursos de belleza, donde los ejemplares van siendo cada vez más ‘perfectos’ estéticamente (aunque a veces a nivel orgánico les suponga algunos problemas).
Todo este proceso de cambios fisiológicos, para mí, es una prueba brutal del proceso evolutivo y de su funcionamiento, de la teoría de la evolución y de como una especie se transforma en otra (es más fácil verlo por ejemplo en bacterias, pero para la gente que no tiene un microscopio a mano y aún duda de la evolución [¿la hay?] esto debería ser una prueba definitiva). En el libro “Evolución: El mayor espectáculo sobre la tierra“, Richard Dawkins habla sobre algo parecido a lo que yo comento (domesticación de animales) pero usa el término “selección artificial” para hacer referencia al hecho de que es un proceso similar al de la evolución biológica natural pero guiado por la mano del hombre. No estoy de acuerdo con esto. Para mí es selección natural pura y dura. La selección natural es la que se ha producido históricamente y en la que una especie se adapta al entorno: a las condiciones climáticas, a la tasa de depredadores, a la cantidad de alimento del entorno, y también a las posibles simbiosis. Por ejemplo, podemos ver como los colibrís tienen el pico que tienen para poder acceder al néctar de determinadas flores. ¿Esto es selección artificial porque la planta le ha obligado a cambiar?. No debemos olvidar que somos un animal más y el hecho de que otra especie cambie porque nosotros consideramos más útil que sea así no deja de ser algo natural, lo mismo que ha pasado y pasa siempre entre seres vivos.
Bien, para terminar voy a centrarme en la empatía de los perros. Como animal de compañía puede resultar obvio que aquellos que fuesen capaces de empatizar más con los humanos serían conservados dentro del acervo, serían los que los hombres perderían su tiempo en cruzar y obtener descendencia y mejorarían genéticamente generación tras generación con este filtro. Hace unos años recuerdo que me interesé mucho por un hecho. Cuando a un perro le tiras un palo y te lo trae, el cerebro del perro segrega sustancias que le producen placer. Esto me parece asombroso. Objetivamente, el perro no obtiene un rédito por ello. No le sirve de alimento. No le sirve para procrear. Pero el perro disfruta jugando con el humano. Y, ¿por qué? Pues precisamente porque le fue -y le sigue siendo- muy útil indirectamente para su supervivencia, ya no individual, sino como especie, o apurando más y entrando de nuevo en el terreno pantanoso que tanto me gusta, como conjunto de genes. Los perros que se prestaban a jugar -porque en su material genético ponía que jugar les liberaba neurotransmisores agradables- eran los más apreciados por los humanos y, una vez más, los que tenían mas probabilidad de tener descendencia. Me parece fascinante.
Y por último, algo muy interesante, leí el otro día un artículo titulado ¿Por qué los perros sienten nuestro dolor?. En él se afirmaba que el hecho de detectar el malestar en un ser humano y acudir a reconfortarlo es una función cerebral de los perros. Y está claro que en multitud de ocasiones, cuando un humano llora, su perro acude, le lame, le apoya la cabeza cerca… Han desarrollado esa valiosa función por los mismos motivos que el resto de ellas. Diversos estudios han concluido que es el animal que más empatiza con el ser humano, incluso por encima del mismo humano. Deborah Custance, componente de uno de los últimos estudios llevado a cabo en el Departamento de Psicología de la universidad de London Goldsmiths, decía en Discovery News: “Creo que existen motivos para pensar que los perros podrían ser más sensibles a las emociones humanas que cualquier otra especie”. “Además” añadió, “aquellos perros que manifiestan una respuesta sensible a nuestros indicios emocionales podrían ser aquellos con más posibilidades de convertirse en mascotas y ser criados para tal fin”.