Me admira tu fisonomía, y al verte, intento imaginar las aventuras que dejó en el camino la imaginación de Cervantes: “galgo corredor”, es la mención que hace de ti en el primer capítulo…Raza única, y también poco considerada, muchos son los que aprovechan de ti, tu olfato y agilidad para la caza, para después olvidarte de la manera más trágica…Me gusta verte y observarte por los campos manchegos, muchas veces solitario, tal vez en busca de la estela de Don Quijote, tu caminar lento, y en cuanto observas algún peligro, no hay manera de correr tras de ti…Se me antoja que eres todo cariño, más en tu estampa, siempre atisbo como un halo de melancolía…tal vez sea la llanura manchega, la que hace que sea así tú carácter.
Veranos asfixiantes e inviernos duros y fríos…..Quisiera recorrer junto a ti, todos y cada uno de los parajes inmensos e infinitos de los campos de la Mancha, junto a una libreta, y juntos, observar el amanecer y atardecer, esas estampas únicas en una tierra por descubrir….El galgo, compañero de fatigas de Alonso Quijano, que quedó como relegado ante tanta sed de aventuras...
Rosa Delgado.