HOLA AMIGOS


Bienvenidos a mi blog. Este será un sitio dedicado a la raza que me apasiona, el cocker spaniel ingles, y en general a todos los perros, con raza o sin ella. Aquí iré colgando temas relacionados con ellos, con los cocker y todo aquello que me parezca interesante, sobre veterinaria, etología etc...

Encontrarás que algunos artículos sobre el cocker son un poco técnicos, pero la mayoría son para todos los públicos. ¡No te desanimes !



Agradecimiento:

Me gustaría agradecer a todas las personas que nos han ayudado, explicado y aguantado tantas y tantas cosas, y que han hecho que nuestra afición persista.

En especial a Pablo Termes, que nos abrió su casa de par en par y nos regaló jugosas tardes en su porche contando innumerables “batallitas de perros”. Suyas fueron nuestras dos primeras perras y suya es buena parte de culpa de nuestra afición. A Antonio Plaza y Alicia, también por su hospitalidad, su cercanía, y su inestimable ayuda cada vez que la hemos necesitado. También por dejarnos usar sus sementales, casi nada. Y a todos los criadores y propietarios que en algún momento, o en muchos, han respondido a nuestras dudas con amabilidad.

Y, por supuesto, a Rambo, Cibeles y Maripepa, a Chulapa y Chulapita, y a Trufa, como no, y a todos los perros con pedigrí o sin el, con raza o sin ella por ser tan geniales.

Muchas gracias


Te estaré muy agradecido si después me dejas tus impresiones en forma de comentario.

Espero que te guste y que vuelvas pronto.



PARA LA REALIZACIÓN DE ESTE BLOG NINGÚN ANIMAL FUE MALTRATADO




sábado, 30 de marzo de 2024

PERRO COMO YO, POR IGNACIO PEYRÓ


Siempre hubo gentes muy suyas en cuestión de mascotas: Augusto paseó un cocodrilo, Nerval una langosta, Des Esseintes cuajó de piedras preciosas el caparazón de su tortuga y Alan Clark tuvo un don para amaestrar a las grajillas. Mi preferida, la condesa de Eglinton, tan alabada por el doctor Johnson, domesticó a una docena de ratas que –según lamento de su dueña- eran más agradecidas que cualquier persona.


El de la condesa quizá sea un comentario sorprendente en unas ratas, pero nadie se extrañaría de oírlo a propósito de un Jack Russell o un buen braco: al cabo, son incontables las gentes a quienes los perros han movido a cuidado y a piedad y han aligerado esas cargas constantemente humanas de la futilidad, la soledad y el dolor. En las páginas que dedicó a Febo –“perro como yo”-, Malaparte, rebosante de un afecto entero, no deja de hablarnos de su compañía como “reflejo de mi espíritu”: “sentía que se parecía a mí, que no era sino la imagen de mi conciencia”, escribe el italiano. Precisamente en ese “estar ahí junto a nosotros” –según Lévinas-, el perro parece delimitar una ética. Tal vez sea que la compañía es una forma superior de la misericordia.


De herencias a joyas y de pompas fúnebres a correas de Versace, no son pocas las críticas de hoy a tantos excesos como damos en tener hacia los perros a modo de “raza superior que nos domina”. No es invención de hoy: ahí estuvo el Jack Mytton que alimentaba a sus rehalas con filetes y champaña, o esa otra dama que, en el estudio de su ‘couturier’, sólo elegía las telas sobre las que sus perros se sentaban.


Sin embargo, hay algo definitivamente poco frívolo en el perro, y quizá, cuando Cervantes y Shakespeare los hacen hablar, no hacían sino intuir –como intuyó Malaparte- que el encuentro de un hombre y un perro siempre es el de dos formas de dignidad. Algo de esto está en lo que cuenta Lévinas y glosa Jiménez Lozano: en el campo de concentración del filósofo, “mientras los guardianes les miraban y trataban como el estiércol, un perro (…) era el único que les recibía como a personas, aullando alegremente”. Esas fiestas del perro eran “algo que les recordaba que seguían siendo humanos”, y Lévinas lo remacha al señalar que “nosotros fuimos hombres” gracias a ese animal. Sin duda, son cosas que pensar cuando la mirada del perro nos atraviesa “con su temor de criatura confiada” como una interpelación a nuestro amor.








Escrito por Ignacio Peyro en TheObjective