¿Qué es el estrés?
Empecemos entendiendo que para todo el mundo, los cambios inesperados suelen ser agobiantes, por lo menos mientras nos acostumbramos a lo nuevo. Al gato también le puede ocurrir.
El estrés es la respuesta del cuerpo ante situaciones que generan miedo, amenaza, peligro, frustración o enfado. Puede causar tensión física y emocional.
¿Cómo afecta el estrés en los gatos?
El carácter salvaje de los gatos hace que, entre muchas otras cosas, no muestren sus emociones tan abiertamente como otras especies. A menudo, cuando no se sienten bien, tienden a retraerse y a quedarse callados. Por lo tanto, es necesario observar los signos de estrés que sutilmente pueda presentar tu minino, para poder brindarle el mejor cuidado posible.
Muchos de los problemas de conducta en los gatos se desarrollan fisiológicamente, incluso antes de su nacimiento, dependiendo de factores genéticos y ambientales. Un caso común es el de las gatas que han sufrido estrés o malnutrición durante su embarazo, su camada será más propensa a no adaptarse con facilidad, desarrollar estrés u otros problemas de conducta.
Otra situación común es con aquellos gatos que no han tenido la oportunidad de socializar desde temprana edad en un entorno doméstico puede resultar desafiante y estresante convivir con nuevos olores, vistas, sonidos y todo lo que implica la cotidianidad de un hogar con humanos.

Ante situaciones percibidas como peligrosas, el organismo del gato segrega hormonas y activa determinados mecanismos que le dan la capacidad de gestionar muy bien los sucesos estresantes y superarlos en corto periodo de tiempo. Pero para algunos felinos no es tan fácil adaptarse a lo que consideran una situación de peligro. Al observar a nuestro gato podemos notar ciertas actitudes que nos indican si el minino está sufriendo un episodio de estrés.
¿Cuáles son las señales de un gato estresado?
Algunas señales físicas y conductuales nos pueden manifestar el estado de estrés de nuestro gato. Para algunos mininos, implica cambios de actitud emocional y posibles dolencias físicas.
Señales físicas de estrés en el gato
Cistitis
Colitis
Asma bronquial
Alopecia
Hipersensibilidad
Infecciones
Aumento en enfermedades víricas y autoinmunes
Señales conductuales de estrés en el gato
Aumento de agresividad
Ansiedad generalizada
Fobias
Miedos
Manías obsesivas
Comportamiento compulsivo (lamido excesivo/autoagresión)
Ingesta de objetos peligrosos
Trastornos alimenticios (anorexia/bulimia)
Evacuación inadecuada (heces/orina)
Marcaje con uñas
Hiperactividad
Vocalización excesiva
Si detectas algunos de los síntomas físicos es importante que contactes con nosotras.
Diferencias entre estrés felino agudo y estrés crónico o prolongado
El estrés en los gatos se puede diferenciar entre estrés agudo y estrés crónico o prolongado.
Estrés agudo en el gato
El estrés agudo es relativamente fácil de reconocer, puede ser causado por un incidente o una amenaza inesperada.
Signos de estrés agudo
Inmovilidad
Cuerpo tembloroso agachado directamente sobre cuatro patas
Respiración rápida
Patas dobladas
Cola cerca del cuerpo
Cabeza inmóvil, más baja que el cuerpo
Ojos completamente abiertos
Pupilas completamente dilatadas
Orejas aplanadas hacia atrás
Maullido quejumbroso, aullidos, gruñidos o silencio
Silbidos, temblores, babeo
Micción involuntaria, defecación
Actitud agresiva al acercarte
Estrés crónico o prolongado
El estrés crónico es más difícil de reconocer, ya que puede desarrollarse durante un largo período de tiempo y los signos pueden ser más sutiles; es más probable que afecte a los patrones de comportamiento y las rutinas, y el gato puede:
Dejar de alimentarse y limpiarse
Orinar, defecar o comer en exceso (depende del tipo de personalidad)
Mayor reposo o fingir el sueño
Esconderse (más de lo habitual)
Mayor dependencia o aislamiento social (depende del tipo de personalidad)
Actitudes agresivas hacia personas o gatos de su entorno
Extrema vigilancia y demasiadas respuestas de sobresalto (saltos al menor ruido)
Falta de actividad lúdica
Cambios en los patrones generales de comportamiento, por ejemplo, pasar mucho más tiempo en espacios interiores, independientemente de los cambios de temperatura
Orina o defecación inadecuadas
Pulverización de orina en interiores
Acicalamiento excesivo
Mayor frotamiento facial, rascado en superficies
Comportamiento repetitivo fuera de contexto
Agresión redirigida (a un objetivo que no es la fuente original de amenaza)
Comportamiento ambivalente (acercamiento/retirada, señales conflictivas que ocurren casi simultáneamente)
Tú mejor que nadie conoces la personalidad y naturaleza de tu gato. Aunque a veces no captamos directamente lo que nos está diciendo, sí podemos ver la razón más allá. Así pues, es importante conectar con nuestro minino, apoyarnos mutuamente, respetando sus espacios en sana convivencia.

Algunas de las situaciones comunes que generan estrés en los gatos son:
Que tenga que pasar tiempo fuera de su casa: Es posible que en algún momento te veas en la obligación de dejar a tu minino en una residencia, albergue u otra casa; como por ejemplo durante las vacaciones. Esta situación puede causar mucho estrés.
Irse de vacaciones: Viajar con tu gato parece idílico, puesto que permite combinar el placer de viajar con el de compartir un momento bonito con tu minino. Ahora bien, hay que tener en cuenta el lugar al que vamos y si el gato lo va a aceptar.
Bañar al gato: La mayoría de gatos no disfrutan con el agua e incluso le tienen pavor. Es verdad que hay gatos que sí que juegan con el agua y existen infinidad de vídeos de gatos disfrutando de un buen baño, pero por norma general no es lo más frecuente. Si crees conveniente que tu gato reciba baños de tanto en cuanto, es recomendable que lo acostumbres a ello desde su etapa de cachorro, es decir entre el primer y tercer mes de vida aproximadamente.
Visitas en casa: Los mininos irán a su aire, reconociendo los nuevos estímulos que aparecen con los olores y sonidos de la visita. Reaccionan de diferentes maneras teniendo en cuenta el lapso de tiempo que la visita va a pasar en casa y la conexión que sientan. Hay gatos que siempre llevan mal las visitas nuevas, como los más tímidos y asustadizos.
La llegada de un bebe recién nacido: El gato no desarrolla celos pero sí puede variar su comportamiento a causa del estrés y de los cambios en el olor o sonidos de su entorno. Lo más importante es mantener las rutinas del gato, que es un animal de costumbres.
La llegada de otros gatos: Los gatos no son animales de manada que se muestran receptivos a nuevas llegadas de manera inmediata; al contrario de lo que sí suele ocurrir con los perros. El minino es un animal territorial, por lo que puede reaccionar de manera negativa si siente una invasión en su territorio. Y el gato nuevo puede sentirse perdido e inconfortable frente a un territorio que desconoce. Es recomendable seguir todo un protocolo de presentación entre el gato nuevo y el que vivía primero en la casa.
Transportin: Es posible que tu minino no disfrute de los viajes en su transportín, aunque a veces es necesario, y es uno de los medios más seguros para trasladarlos, debes tomar ciertas precauciones en su alimentación y preparación del espacio, dependiendo de la cantidad de tiempo que pasará en el transportin.
Mudanzas: Es frecuente que el cambio de hogar pueda desencadenar en estrés para el gato, ya que son territoriales y desarrollan fuertes lazos con su ambiente.
Lo que pueda ver por la ventana. Puede ocurrir que un gato doméstico esté sentado mirando por la ventana y vea a otro animal paseando por el patio. Es común que, en esos casos, el minino se sienta frustrado porque no puede salir y defender el territorio. Reacciona atacando repentinamente, ya sea a otro gato de la casa o a el humano que esté más cerca. Esto se conoce como agresión redirigida. Lidiar con esta forma de agresión requiere mantener a tu gato alejado de esa ventana, bloquear de alguna manera la vista, mientras se toman medidas. La idea es lograr que el intruso, causante del estrés en nuestro minino, se marche rápidamente.
¿Cómo quitarle el estrés a un gato?
El sistema inmunológico de los gatos puede verse afectado a causa del estrés prolongado, por lo que reducirlo es un gran avance. Resaltamos algunos puntos claves que te ayudarán a evitar y reducir el estrés en tu felino:
Asegúrate que el minino tiene todos sus recursos necesarios (cama, escondites, comedero, bebedero, arenero, rascador, juguetes, etc.), ofrécele lugares de reposo.
Evita el exceso de mimos y sobre actividad, cuando por alguna razón debes pasar más tiempo en casa, la interacción debe ser correcta y cuidadosa, para que llegado el momento, de volver a nuestras rutinas de trabajo, el gato no sienta este nuevo cambio como un estímulo estresante o negativo de abandono.
Ofrécele escondites, las cajas son una muy buena opción, éstas reducen el estrés.
Es importante mantener una alimentación balanceada, sin mayores cambios en sus hábitos. Aunque presente una mayor demanda de comida, por cambios inesperados en su rutina.
Respeta su naturaleza felina. Ofrecer un entorno confortable hará que el gato sienta que puede enfrentar las variantes o posibles amenazas que implican los cambios inesperados.
Prueba aerosoles, collares y complementos que contienen feromonas. Estos productos imitan a las feromonas que usan los gatos para marcar su territorio, haciéndolos sentir más seguros
Definitivamente, lo primero es detectar la causa del problema y consultar a los profesionales.
Como humanos que convivimos con gatos, tenemos el deber de prevenir la presencia de estrés en la vida de nuestro compañero y, llegado el caso, tratarlo de la forma más adecuada.