Quien qquiere comer, se tiene que ensuciar. Y si no, que se lo digan a este leopardo (Panthera pardus) captado en plena pesca dentro un charco lodoso del canal de Savuti, en Botsuana. Esperó con paciencia a que asomara un pez y, con reflejos fulminantes, se lanzó al barro como un rayo. Salió cubierto de lodo, pero con su recompensa entre los dientes. No es la escena más glamurosa de la sabana, pero sí extraordinaria.
Lo llamativo no es solo el comportamiento en sí, sino la habilidad que requiere. Aunque su dieta habitual se basa en antílopes, primates y pequeños mamíferos, en lugares como Savuti los leopardos han desarrollado una conducta muy poco común entre los grandes félidos: pescar. La región sufre cambios drásticos en el caudal del río y, cuando el agua retrocede dejando estanques temporales, los peces quedan atrapados. Los leopardos de Savuti han aprendido que un chapuzón embarrado puede equivaler a una buena cena… aunque eso implique terminar hechos un cristo.