Todos los que tenemos gatos sabemos la fascinación que sienten por las cajas de cartón. ¿Acaso no has comprobado que apenas has abierto una para extraer su contenido ya está el gato dentro olisqueando y al poco rato durmiendo?
El estudio se llevó a cabo en un refugio para gatos, donde los niveles de estrés suelen ser muy altos. Allí, se organizaron dos grupos de gatos, uno de diez individuos que contaban con cajas y otro de nueve que no las tenían. De este modo, pudieron comprobar que los gatos del primer grupo se adaptaban mucho antes a su nuevo entorno.
Por supuesto, las cajas de cartón o de cualquier otro material no son los únicos elementos con los que el gato puede satisfacer un comportamiento natural, ya que el interior de los armarios y los cestos cumplen a la perfección con esta sensación de cobijo.