La mascota por la cual uno muestra preferencia, o la elegida para convivir, dice mucho de nuestra personalidad, según los científicos. Este es un tema, que puede resultar polémico, pero las estadísticas marcan la tendencia, y los números son objetivos. Solo en casos específicos (entorno a un 30% de las personas) estas reglas no se cumplen, pero en términos generales existe una clara preferencia de las mujeres por los gatos y de los hombres por los perros. Esto no quiere decir, en absoluto, que una mujer no pueda ser una excelente dueña de un perro y un hombre de un gato, pero existen claras preferencias.
Seguramente al leer esta afirmación nos choque, pero existe una explicación real a este suceso. Pese a que los hombres también son cariñosos, la genética hace que las mujeres estén mejor capacitadas para dar cariño. El papel de un padre humano, entre otras cosas, consiste en estimular a sus hijos, por lo que instintivamente tiende a practicar con ellos juegos de acción. La carga genética y hormonal de los hombres les prepara para combatir por la comida y supremacía, así que si su gato mata a un pájaro, el hombre entenderá claramente su necesidad de cazar, mientras que la mujer es posible que se preocupe. La mujer instintivamente da confort, nutre y cuida a su mascota. Por ello, un gato se siente más seguro con una mujer que con un hombre. De nuevo, la genética ha preparado a las mujeres para entender mejor el lenguaje corporal y las expresiones de la cara. Es muy común que una mujer capte antes que un hombre, cuando algo va mal con su mascota.
Para comprender la diferencia genética entre ambos sexos, sólo tenemos que pensar en cómo una madre habla con su bebé. En seguida nos daremos cuenta de que automáticamente suavizará la voz y hablará en su “lenguaje materno”, acariciando al bebé desde los pies al torso. Del mismo modo, la mujer tratará a su mascota, sobre todo cuando se trata de un gato.
Si aún no lo hemos hecho, fijémonos en como una mujer habla con su gato y observaremos que de repente pone su voz en un tono más agudo. Esto sucede en ambas mascotas, pero el gato es la mascota que mejor sabe despertar ese deseo latente y permanente de la mujer, de cuidar a los demás.
Resulta que el hombre en general, tiende a preferir tener un perro como mascota. Pero, ¿los hombres no necesitan cuidar a los demás?, os estaréis preguntado. Si, por supuesto que sí, pero de un modo diferente. En general, cuando un padre está con su bebé relajado no habla en un “idioma materno”, sino que el 70% de los hombres (siempre hay personas diferentes), continúa hablando en su tono y voz habituales, aunque, eso sí, pronunciando más despacio las palabras, a la par de que será raro que toque las extremidades de su hijo, sino que tenderá a dar ligeros golpecitos en el torso de su hijo, en lugar de una caricia. Pues resulta que ese comportamiento de los hombres, inclusive los juegos de acción, les encanta a los perros y, sin embargo, es raro que los gatos lo encuentren agradable.
El gato es independiente y se le ve como una mascota “femenina”. Esto es porque (y los publicistas lo saben bien) los gatos son pequeños, suaves, cálidos, y muy elegantes. Además los vemos como un ser “doméstico” y no de exterior. Sin querer, despiertan el interés de las mujeres.
Por qué los felinos han pasado, de ser dioses idolatrados en el Antiguo Egipto a ser víctimas del odio, y a que se les acuse de ser traicioneros, insensibles y otras lindezas por el estilo ? Para desvelar el enigma, es necesario adentrarse en la historia, la antropología y el psicoanálisis. Las conclusiones son interesantes y sorprendentes.
El antropólogo Nicholas J. Saunders estudioso de las creencias sobre el gato, a lo largo de la historia, relaciona al gato con la mujer; con el potencial creativo, fértil y sexual. El gato como metáfora del sexo femenino aparece reflejado en la Literatura desde Guillermo de Aquitania hasta Rubén Darío. Por otra parte, Marie-Louise Von Franz en su libro “La gata” analiza con rigor jungiano un cuento popular, del mismo título, confirmando que el gato representa el ánima o arquetipo femenino, fuente de la creatividad y presente en la psiquis, tanto de hombres como de mujeres. En la Edad Media, cuando el patriarcado alcanzó su cénit, los valores femeninos fueron atacados, reprimidos y censurados.
Existen muchas cualidades de los gatos que fascinan a las mujeres:
-Ellas son más sensibles a la belleza y los gatos son la expresión de la misma. Los gatos son pura elegancia, jamás superada por las top models. Princess Choupette, la gata de Karl Lagerfeld, ha sido portada en revistas de moda. Ya lo dijo Guillermo de Aquitania “La elegancia quiso cuerpo y vida, por eso se transformó en gato.” El gran Leonardo Da Vinci decía que hasta el más pequeño de los felinos es una Obra Maestra. Y, no sólo son obras de arte, también son artistas en el arte de vivir.
-No hacen preguntas: de dónde vienes, a dónde vas, o dónde has estado. Su alto nivel de autoestima, les convierte en seres independientes, jamás mendigan afecto ni hacen reproches, y sólo aman, como diría Gaultier, a quien es digno de su amor.
-Son dioses venidos a menos y conservan su dignidad divina así que jamás aplican chantajes emocionales. Son maestros Zen. Su compañía es dulce, su capacidad de relajación admirable y su ronroneo el único capaz de eliminar el estrés.
-Sinceridad. En palabras de Hemingway los gatos tienen una absoluta honestidad emocional; los seres humanos, por una razón u otra, pueden ocultar sus sentimientos, pero el gato, no.
-Suavidad. Acariciar a un gato es una delicia; parafraseando a Víctor Hugo, Dios hizo al gato para ofrecer al hombre el placer de acariciar un tigre.
-Observación y empatía. Saben cuando necesitas estar a solas y comprenden los estados de ánimo.
-Juguetones. Ver jugar a un gato es divertido y hace desconectar de los problemas. Son autosuficientes, necesitan pocos cuidados y no hay que sacarlos a la calle cuando llegas del trabajo. Silenciosos y cómplices, por eso su compañía trasmite tanta paz.
-Expertos en Feng Shui. Saben cuáles son los mejores lugares de una casa, pero hay que ser rápido porque son los primeros en ocuparlos y, además, son capaces de neutralizar las energías negativas.
-Concepto de clase. Con ellos aprendes que, ser humano, no justifica que te sientas superior, ellos condescendientemente, sólo si lo mereces, te considerarán un compañero.
-Los gatos tienen una memoria excelente, siempre recuerdan la ayuda que se les presta y, cuando se presenta la ocasión, devuelven el favor.
-Inteligencia. “Los gatos jamás se lamentan, siempre están razonando” Miguel de Unamuno.
-Seguridad en sí mismos. Los gatos jamás dudan de su valía.
El perro suele verse como un animal más sociable y amable con los desconocidos. Posee valores masculinos tales como la fuerza, la rapidez y la camaradería. Además simbolizan (los productores de cine lo saben bien) la actividad al aire libre. Según un estudio de un grupo de investigadores de la Universidad de Viena, en Austria, y del Centro Waltham para la Nutrición Canina, en el Reino Unido, los perros prefieren a los hombres antes que a las mujeres.
Aunque no se sabe a ciencia cierta cómo y por qué el sexo de los guardianes de los perros pudiera afectar hacia quiénes estos gravitan, la teoría más popular es que ello tiene que ver con los roles asociados con los géneros, según se ha observado en los lobos. Manuela Wedl, la principal autora del estudio, propone que la sensibilidad de los perros al sexo de su guardián puede tener sus raíces en los comportamientos ancestrales de los lobos. Esto es así porque en la sociedad lupina, cada sexo está asociado con roles específicos y particulares. Es decir, el sexo y la personalidad del guardián influencian notablemente la atracción social del animal a la persona. Dios los cría… y ellos se juntan.
Lo que se desprende de todo esto es que la personalidad del humano puede provocar que hombres o mujeres se comporten de modo que inviten o desalienten al perro a acercarse. Esto se corroboró al notar que mientras más importante fuera para el humano pasar tiempo con su mascota, mayor era el tiempo que ambos permanecían muy cerca el uno del otro. Volvemos entonces a la teoría inicial de que los perros adoran salir, jugar y relacionarse, entre otras cosas y esta es una labor que corresponde casi siempre a los hombres, adoptando entonces los perros, como líder indiscutible de la familia, al hombre.
De esta manera se entiende que las mascota preferida de las mujeres sean los gatos (y los gatos prefieran a las mujeres), y que los hombres prefieran a los perros (y los perros a los hombres). No obstante, la relación contraria puede ser maravillosamente perfecta.
Lo más importante es que disfrutes al máximo de tu mascota. Por lo demás, en nuestra clínica veterinaria en León, amamos a todas las mascotas por igual, porque cada una de ellas tiene su maravilloso encanto y personalidad propias.
Publicado en Clínica Veterinaria María J. Cabeza