Si tú te expones a
temperaturas frías extremas, en tus extremidades se produce una
vasoconstricción (los vasos sanguíneos se contraen) que reduce el flujo
de sangre en tus manos y pies para que la sangre que circula por el
resto de tu cuerpo no se enfríe demasiado. Pero, en casos extremos, este
mecanismo de defensa puede provocar la amputación de dedos o
extremidades.
¿Por qué a tu perro no le pasa lo mismo?
Las almohadillas de las patas de tu perro tienen abundante grasa que
se enfría menos que otros tejidos, pero esto no podía ser una respuesta
suficiente. Entonces, unos científicos japoneses estudiaron las patas
de varios perros con un microscopio electrónico. Descubrieron que las
arterias de las almohadillas acaban en minúsculas venas y vénulas que
intercambian calor. Cuando la sangre caliente llega a estas arterias, el
calor se transfiere a las vénulas haciendo que la sangre que vuelve al
cuerpo no se enfríe tanto. De esta manera se evita que el cuerpo se
enfríe y las patas se mantengan a una temperatura adecuada.
Publicado en Educando a mi Perro