Enamorados de su aspecto gruñón y de sus grandes ojos,
los ingleses han convertido a los pugs en su último accesorio de moda,
llegando incluso a tomar cócteles y té en cafeterías dedicadas a estos
pequeños perros.
En el barrio moderno de Brick Lane,
en el este de Londres, una decena de personas esperan delante del Pugs
& Pals Cafe. En el interior se oyen ladridos. Para el primer día de
apertura de este bar destinado a los enamorados del pug, un viernes por
la tarde, es todo un éxito.
"¡Es fantástico poder ir
a un café con su perro!", dice Sally Afrasiab, de 46 años, feliz
propietaria de Dude, de ocho años, que lleva un gorro peruano y una
pajarita.
Sally es una de esas personas que publican
fotos de su pug disfrazado en Instagram. "Tiene más ropa que yo", dice
riendo. "En Halloween, en las fiestas... ¡Le encanta! En cualquier caso,
no creo que le moleste...", añade observando de reojo a Dude, que
permanece estoico.
Para entrar en la cafetería es
necesario reservar un sitio y desembolsar cinco libras (6,56 dólares), o
el doble si uno viene sin perro.
Mientras los
humanos charlan y se quedan embelesados ante los animales, éstos se
olfatean el trasero y comen panecillos de jamón y queso. Algunos pugs
hacen sus necesidades discretamente en algún rincón.
Lauren Lowe se lo ha pasado de maravilla. Acaba de pasar una hora
mimando a perros y sacándose fotos con ellos. "Adoro a los pugs. Hace
siglos que quiero uno, pero trabajo mucho así que no puedo. Por eso hoy
he venido a ver unos cuantos, es genial".
Aida
Martínez cuenta que la gente le pide acariciar a su perra de ocho meses,
Mia, cuando la pasea por la calle. Por eso decidió abrir con su novio
el Pugs & Pals Cafe.
Para el primer fin de semana de su negocio esperaba a un millar de clientes.
Otros bares efímeros dedicados a esa raza canina abrieron en el barrio
londinense de Shoreditch, en Mánchester o en Brighton, y atrajeron a
cientos de personas, según Anushka Fernando, creadora de esos "pop up
cafés".
"En Reino Unido nos encantan los perros" y
"los pugs tienen caracteres geniales. Son increíblemente afectuosos y
simpáticos y se llevan bien con los demás perros y con los niños", dice.
"En los dos o tres últimos años, hemos notado un
enorme aumento de su popularidad", cuenta Gudrun Ravetz, vicepresidente
de la asociación británica de veterinarios. "Muchas celebridades tienen
uno, la gente los encuentra bonitos y quieren los mismos".
Esos perros se han convertido en estrellas en las redes sociales, como
"Doug el pug", que tiene 1,45 millones de seguidores en Twitter, 2,9
millones en Instagram y productos derivados con su imagen.
En Reino Unido, su número casi se ha cuadruplicado en 10 años (10.408
en 2016). El pug es la cuarta raza favorita de los británicos por detrás
el labrador, del cocker y del bulldog francés.
Esta
moda preocupa sin embargo a los veterinarios. "La gente piensa que son
bonitos con su cara aplastada y sus grandes ojos, pero eso es justamente
lo que les provoca problemas de salud" como dificultades para respirar,
problemas oculares o hernias discales, avisa Ravetz.
"Mucha gente no es consciente de ello y no se informa antes de comprar un perro", lamenta.
Aida y Anushka aseguran que tratan de sensibilizar a sus clientes y trabajan con asociaciones.
Pero la veterinaria duda que esto sea suficiente y recuerda que las
golosinas compradas en esos cafés pueden favorecer la obesidad de los
animales y agravar sus problemas de salud. Para ella, "mostrar su amor
por un animal es llevarlo a pasear, no a un bar".