Frente a la simpatía que atribuimos automáticamente a los perros, al menos a un buen número de razas comunes, los gatos son popularmente tildados de imprevisibles, independientes, distantes y egoístas. Estudios anteriores ya han demostrado que esa fama no es justa, ya que los felinos establecen con sus dueños vínculos de apego tan profundos como los de los canes con sus cuidadores. Ahora bien, si uno recela al acercarse a un gato temiendo que le saque las uñas o le pegue un bufido, puede seguir el consejo que un equipo de psicólogos de las británicas universidades de Sussex y Portsmouth acaba de publicar en la prestigiosa revista «Nature Scientific Reports»: solo tiene que entornar los ojos.
No hacen falta ni golosinas ni caricias en el lomo. Los expertos han demostrado por primera vez que es posible establecer una buena relación con un gato mediante el uso de una sencilla técnica consistente en entrecerrar los ojos. Esto genera algo popularmente conocido como una sonrisa de gato, el llamado «parpadeo lento», y parece hacer que el humano sea más atractivo para el animal. Esos movimientos faciales en los gatos se pueden comparar con la sonrisa genuina de los humanos (la sonrisa de Duchenne, que marca las arrugas alrededor de los ojos), así como con el entrecerrar de ojos en situaciones positivas en algunas otras especies.
Los experimentos
El equipo, dirigido por Tasmin Humphrey y Karen McComb, expertos en comportamiento animal, llevó a cabo dos experimentos. El primero, en el que participaron 21 gatos machos y hembras de hasta 16 años y de catorce hogares diferentes, reveló que los gatos son más propensos a parpadear lentamente ante sus dueños después de que ellos hagan lo mismo, en comparación con cuando no interactúan en absoluto. El segundo experimento, esta vez con 24 mascotas y un investigador del equipo de psicología en lugar del propietario, encontró que los gatos se acercaban más a la mano extendida del experimentador si previamente este había parpadeado lentamente hacia el gato, en comparación con cuando había adoptado una expresión neutra. En conjunto, el estudio muestra que esta técnica de parpadeo lento puede proporcionar una forma de comunicación positiva entre gatos y humanos.
«Como alguien que ha estudiado el comportamiento animal y es dueño de un gato, es genial poder demostrar que los gatos y los humanos pueden comunicarse de esta manera», asegura McComb, quien supervisó el trabajo. «Es algo que muchos dueños de gatos ya habían sospechado, por lo que es emocionante haber encontrado evidencias de ello».
Una «conversación»
Según los investigadores, el experimento se puede probar «con tu propio gato en casa o con los que conoces en la calle». A su juicio, «es una excelente manera de mejorar el vínculo que tienes con los gatos». Para llevarlo a cabo, «intenta entornar los ojos hacia ellos como lo harías con una sonrisa relajada, seguido de cerrar los ojos por un par de segundos. Verás que ellos responden de la misma manera y puedes comenzar una especie de conversación».
Los autores del estudio creen que los gatos adoptaron este comportamiento tras ser percibido de forma positiva, y por ende quizás recompensado, por los humanos. También es posible que sea una manera de interrumpir las miradas largas y fijas, que son potencialmente comprendidas como amenazantes en la interacción social.
La psicología de los gatos no se ha estudiado tanto como la de los perros, pero los autores recuerdan que se ha demostrado que estas criaturas atraen y manipulan la atención humana de forma eficaz a través del «ronroneo de solicitud». También discriminan su nombre de otras palabras, incluso cuando los llaman humanos desconocidos. Igualmente, pueden ser sensibles a las señales emocionales humanas y frotarán o golpearán su cabeza contra el cuerpo de un dueño que se sienta triste.
Como expresa Tasmin Humphrey, primer autor del estudio, «comprender las formas positivas en las que los gatos y los humanos interactúan puede mejorar la comprensión pública de los gatos (...) y aumentar su bienestar».