Un biólogo de la Universidad de Cambridge, Rupert Sheldrake, contra la opinión de los expertos, se ha dado a la tarea de realizar experimentos de telepatía con animales. Está convencido de que la telepatía existe y que esta realidad se puede verificar mediante una observación simple del comportamiento animal.
Los hallazgos de Sheldrake
Rupert Sheldrake lleva quince años haciendo investigaciones sobre telepatía animal, especialmente con las mascotas. Asegura que el 50% los perros, por ejemplo, saben con antelación cuándo van a regresar sus dueños a casa. De hecho, mostró pruebas de este comportamiento en algunos vídeos que hizo circular, pero que fueron retirados de la red sin explicación alguna.
Sheldrake señala que los perros desarrollan un vínculo afectivo especial con algunas personas, sean sus dueños o no, y que eso les permite percibir su cercanía mucho antes de que se hagan presentes. Según sus pesquisas, hasta el 30% de los gatos también tienen esta facultad.
En sus investigaciones encontró que en 64 casos, de 65, los gatos desaparecen una hora antes de una cita con el veterinario. Es como si supieran previamente que deben ir al médico y se escaparan para evitar esa molestia. Sin embargo, estos datos no hacen parte de un estudio formal que pueda verificarse plenamente.
El profesor Sheldrake también argumenta que es muy fácil observar cómo los perros parecen especialmente dotados para percibir el mundo interno de las personas. Esa sería la razón por la que sienten simpatía o antipatía instantánea con determinadas personas; parece que conocieran las intenciones ocultas de cada una y actuaran en consecuencia.
¿Es telepatía animal o refinamiento en la comunicación?
Los experimentos sobre telepatía animal de Sheldrake no han sido documentados suficientemente. Frente a la supuesta capacidad telepática de percibir a sus dueños antes de que se hagan presentes, puede haber otras explicaciones. Este comportamiento se puede deber a un olfato u otro sentido muy desarrollados. También por el factor costumbre, que les indica la hora más o menos exacta en que sus dueños llegan o se van.
Por otra parte, los animales son capaces de identificar los gestos o rutinas que preceden a una acción determinada. Los humanos tenemos muchos comportamientos mecánicos y no reparamos en ellos. Por ejemplo, sin darnos cuenta, puede que usemos preferencialmente prenda determinada para ir al médico. Las mascotas quizás perciben esto y pueden predecir lo que sigue.
La comunicación afectiva también puede llegar a ser tan estrecha que basta con gestos sencillos para que la mascota “adivine” el estado emocional de su dueño o viceversa.